La huella de la llegada de la Alta Velocidad en Orihuela tardará en borrarse física y mentalmente de la ciudad. Tras años sufriendo estos trabajos, con cortes de calles, numerosos desperfectos y soportando los ruidos a escasos metros de sus viviendas las 24 horas del día, los vecinos ven cómo van concluyendo las obras sin que las infraestructuras de la ciudad vuelvan a su estado original. Buena cuenta pueden dar de ello los vecinos del entorno de Marqués de Molins cuyo entorno continúan los trabajos. Si bien el jueves se abrió al tránsito de vehículos la ansiada CV-930 y la CV-95 tomó su forma definitiva, aún está por restablecerse la rotonda fija que se suprimió por otra provisional en la Avenida Duque de Tamames o las conexión por carretera en la Senda Cascante y Hurchillo, para la que Adif realizó mejoras para que la losa del subterráneo del AVE soportara el tránsito de vehículos que sustituyera a las antiguas carreteras sin que ni siquiera se sepa cuándo serán una realidad esas conexiones. i. j. iniesta