Las obras del Museo de la Semana Santa de Torrevieja están a punto de terminar tras seis largos años de construcción, parones, falta de pago a las empresas contratistas por parte de la Generalitat y mucha polémica en los últimos meses, sobre el destino final de todo el edificio.

Al conflicto sobre el uso final que se realizará del edificio se le suma ahora la imagen exterior que ofrece el inmueble una vez que ya se vislumbra cuál será su acabado, tras una inversión que supera los seis millones de euros, en un proyecto para el que se colocó la primera piedra hace ahora seis años.

Detalles

Un cuboide, sin duda con carácter, pero sin referencia alguna al futuro contenido que pretende albergar. Esa es la primera impresión que se deriva de la visualización externa a la ejecución de la obra, concebida por el arquitecto Javier García Solera, en especial tras el recubrimiento metálico que hace escasos días se realizó en los laterales, flanqueados por dos solares sin edificar. Un cuboide exento con tratamiento especial en la fachada que recae en la Avenida de las Habaneras, que bien podría pasar por la sede de una empresa multinacional, sin referencias al uso para el que se concibió en su día. Tras pelear durante años la consecución del proyecto, el resultado no es quizá el más convencional que hubiera deseado el colectivo de la Semana Santa, que además deberá pelear ahora el mantener los tres sótanos, cuatro plantas y ático bajo su control. El Ayuntamiento quiere destinar una parte a dependencias municipales para que su apertura no resulte deficitaria y ahorrar -mucho- en alquileres.