Faltan sólo unos minutos para que que el emblema más importante para los oriolanos, la Gloriosa Enseña del Oriol, salga al balcón del Ayuntamiento para permanecer, vigilante, un día desde este privilegiado lugar. Dentro, un joven nervioso, se prepara para dar el discurso de su vida ante las decenas de personas que aguardan impacientes. No es su discurso, como repitió en varias ocasiones Miguel López, encargado de dar voz a su padre, Eduardo, nombrado Síndico a título póstumo tras su fallecimiento hace dos meses. La puerta del balcón está entreabierta y el alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana se acerca a él, quizá para darle unos consejos. Observando todo, el «Pájaro Oriol», cuya sombra se proyecta justo encima de Miguel como si fuera su padre, el gran ELE, protegiendo a su hijo. Testigo de todo, el objetivo de la cámara de INFORMACIÓN, que capta la bella estampa. Como otros grandes momentos de las fiestas que acaban de terminar.