Trinitario Casanova, el empresario que podría poner fin, con su compra, al culebrón del madrileño edificio España, es un hombre hecho a sí mismo en el mundo de los negocios y conocido por sus controvertidas operaciones inmobiliarias en plena crisis del ladrillo. Poca información biográfica existe de este empresario sin formación académica nacido en Orihuela en 1964, que desarrolló su carrera empresarial en la región de Murcia hasta dar el salto al mercado nacional e internacional a través del grupo inversor Baraka. Su holding empresarial tiene su sede principal en el edificio «Hispania» del centro de Murcia. En su entorno guardan hermetismo sobre la figura de este empresario, siempre rodeado de polémica y condenado hace un mes escaso por un delito contra el mercado y los consumidores, tras difundir falsos rumores de una opa en el Banco Popular para aumentar el precio de las acciones en 2008. redacción