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Torrevieja

El tropiezo inesperado de Puig

El presidente protagoniza la anécdota del día al golpearse con uno de los peligrosos bolardos

Puig, en el momento de tropezar junto al alcalde Dolón. RUBÉN MÍGUEZ

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. En Torrevieja deberían cambiar el refrán por otro más acorde como «Un torrevejense es aquél que, al menos, ha tropezado dos veces en los bolardos azules». El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, no quiso ser menos, y en su visita a la ciudad de la sal, y de los bolardos azules, tropezó con uno de ellos tras saludar, precisamente, a los ediles «del partido azul», el PP. Los rápidos reflejos del alcalde torrevejense evitaron que el Molt Honorable se diera de bruces con el suelo. No es de extrañar que después, tras el incidente, Puig destacara la buena sintonía que tiene con José Manuel Dolón.

El «tropezón» del presidente no pasó inadvertido para los concejales de la oposición en Torrevieja quienes, en tono jocoso, comentaban después a los periodistas que ya tenían titular para la visita del gobierno valenciano, «El Consell tropieza en Torrevieja». Se da la circunstancia de que esos bordillos fueron diseñados con la gran obra de rehabilitación de la calle Caballero de Rodas y adyacentes, donde se sitúa el Ayuntamiento, bajo mandato del PP. Es más, una de las empresas que realizó los trabajos fue la del sobrino del expresidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino, con quien Puig ha mantenido más de una discusión.

Los torrevejenses y visitantes conocen bien estos bolardos. Es difícil no cruzarse con alguien que no haya sufrido una caída o el reventón de un neumático al tratar de aparcar. Lo sufrió el propio alcalde de Torrevieja, de ahí su precaución ante estos elementos. Pinchó tres ruedas con los bolardos y decidió, en noviembre del pasado año siendo ya regidor, poner una reclamación a la propia institución que preside, pero perdió el recurso interpuesto. Otros ciudadanos sí han sido indemnizados por caídas, y daños en sus coches. Su color también confunde y muchos conductores que aparcan en esas calles se preguntan dónde pagar la zona azul. Dolón se comprometió a cambiarlos pero, como vimos ayer, allí siguen, a por su próxima víctima.

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