Si usted recorre la calle Ramón Gallud hasta el final se topará con un vallado que impide continuar su marcha. Igual ocurre en la calle La Sal, donde desembocan los vehículos que llegan desde Ramón Gallud, obligados a girar al encontrarse cerrada esta vía y no poder continuar hacia Pedro Lorca. Una situación que se prolonga en el tiempo y que el alcalde de Torrevieja, José Manuel Dolón, pretende atajar. Para ello se pondrá en contacto con el promotor de los solares vallados exigiéndole la apertura al tráfico de la calle La Sal, cerrada desde 1992, cuando el Ayuntamiento de Torrevieja aprobó el Plan Especial de Reforma Interior de la Curva del Palangre.

El constructor beneficiado valló las cuatro manzanas en las que pretendía construir, incluida la que atraviesa la calle de la Sal. Unas vallas provisionales que aún se mantienen casi 24 años después, y que presentan un estado lamentable. Sin embargo, el proyecto que incluía la edificación de varias torres de hasta 24 plantas y un hotel que podría tener hasta 36 alturas nunca se llegó a ejecutar tras recibir la aprobación definitiva el 3 de junio de 2010, cuando se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia la modificación del Plan General de Ordenación Urbana que permitía la edificabilidad con libertad de altura en varias parcelas, incluidas las situadas en la Curva del Palangre. Ese expediente señalaba que el promotor tenía dos años para presentar la alternativa técnica y cinco para urbanizar la zona, plazos que han caducado. José Manuel Dolón aprovecha esta circunstancia para lanzarle un ultimátum y amenaza con archivar el expediente de urbanización de la zona si no abre al tráfico rodado y a los peatones la calle La Sal, que mantiene cortada. Algo que podría llevar a cabo ya que el 3 de junio de 2015 expiró el plazo para iniciar las obras aprobadas.

El regidor espera que el propietario se atenga a razones y en unos meses cumpla con lo que debería haber llevado a cabo hace años «como era su obligación y consta en el expediente». Dolón señala que «no le vale lo que los anteriores gobernantes del PP llegaran a acuerdos verbales con los promotores ya que sólo me atendré a lo firmado». En esa zona sólo se salvó de la vorágine constructora una pequeña manzana de titularidad municipal que acoge las conocidas casas del Palangre, que nunca fueron rehabilitadas y continúan en un estado de casi ruina.

Edificios sin sombra

El expediente urbanístico contiene unas curiosas condiciones, entre ellas se señala que los edificios a construir no podrán producir sombra sobre las playas entre las 10 de la mañana y las 7 de la tarde. Las torres planeadas se sitúan frente al mar lo que complica cumplir con ello. Las cargas urbanísticas derivadas de la apertura de esa carretera las tendrá que asumir el propietario de esos solares. «Estoy para ejercer la autoridad a las buenas y también a las malas», ha señalado el regidor torrevejense, quien se ha lamentado de la «situación heredada» en materia urbanística que se ha encontrado en el Consistorio por «la política llevada a cabo por anteriores gobernantes que hacían trajes a medida para beneficiar a constructores amigos».