Como alcalde de Rafal, pueblo adscrito al Juzgado de Aguas de Orihuela, quiero felicitar a Francisco Simón en su nueva andadura al frente de la institución y me pongo a su disposición en todo aquello en lo que pueda colaborar, tanto en mi faceta de alcalde como en mi responsabilidad de diputado autonómico y portavoz de agua del grupo socialista en la comisión de medio ambiente de les Corts Valencianes.

La necesidad de agua, nos sensibiliza y es capaz de unir voluntades para clamar ante el gobierno del momento una actuación urgente. Ningún partido y ningún líder debería utilizar esta fuerza para su propio beneficio ¡Ya está bien!

Nuestros abuelos «pelearon» por la tierra y no podemos ni debemos abandonar este legado. El agua nos une a todos y a través de ella debemos exigir «lo nuestro». El desarrollo de la comarca es el futuro de las generaciones venideras. La sostenibilidad de la Vega pasa por la meteorología pero también por decisiones del Gobierno central.

Y creo que todos nos hemos cansado de manipulaciones en este tema.

En el siglo XXI cualquier decisión de envergadura ha de estar sostenida por la evidencia científica independiente ¡Basta ya! de relatos tendenciosos. El objetivo está claro: «que nunca falte agua en la Vega».

El Segura, el Tajo, la depuración y la desalación son las fuentes de nuestra agua. Con estos elementos bien administrados, repito, sin manipulación política, la Vega dejaría de tener una escasez hídrica estructural.

Y quería compartir contigo, Francisco, que hace unas semanas asistí a una reunión de las comunidades de regantes en Guardamar con la consellera de Agricultura, Elena Cebrián, ¡menudo cabreo tenían los agricultores! Que si antes se limpiaba el cauce periódicamente de las «bardomeras», decían, y nadie se planteaba que la administración competente era la Confederación «¡de quién va a ser, si el agua es pública!», lamentaban. Los alcaldes de la Vega están asombrados al ser multados con miles de euros (hasta diez mil a Guardamar). Y éstos últimos con Orihuela y Rojales hacen frente común contra esta decisión.

Quería comentarte Francisco que «se me reían los huesos», al escuchar que «los agricultores estamos más unidos que nunca», porque es lo que los políticos de bien queremos para la Vega Baja. Lo dijo Carlos Barrera, el juez de aguas de Almoradí, y verdaderamente, yo sentí esa hermandad.

Los jueces, uno detrás de otro, le pedían a la consellera que apoyara los regadíos de la comarca, tan necesitados de modernización. Diez millones de euros les prometió Elena Cebrián, pero sobre todo, le insistieron en que intercediera ante Rajoy ante la falta de sensibilidad mostrada por la Confederación.

Contadores volumétricos en las tomas de agua de riego procedente del río de 10.000 euros para una tierra singular, «¡en mi tierra no quiero ningún contador!» clamaban los agricultores en corrillo. «¡Estos no conocen esta tierra! Aquí reutilizamos las aguas como nadie». Agua y regadíos modernizados es lo que necesitamos para ser más eficientes.

La verdad es que ahora se dan las circunstancias favorables para que los ciudadanos de la Vega podamos conseguir nuestros propósitos: «Que no falte nunca agua en la Vega».

Francisco, en confianza, no desaprovechemos esta oportunidad.

Felicidades de nuevo por tu nombramiento. Bienvenido a la pelea a pecho descubierto. Aquí me tienes a tu entera disposición.