Pilar de la Horadada es uno de los municipios costeros de la Vega Baja en los que el sector de la construcción ha tomado más impulso durante el último año. Tras varios años de crisis, la actividad en este municipio de poco más de 23.000 habitantes ha resurgido con fuerza y en los últimos 12 meses se han concedido casi 550 licencias de obra mayor, gran parte de ellas para la construcción de nuevas promociones inmobiliarias en las parcelas más cercanas a la línea costera, especialmente en la zona de La Torre.
El nuevo boom inmobiliario surgido en esta zona de la Vega Baja se diferencia del registrado en las últimas dos décadas por un motivo principal. Ahora ya no se construyen casas y luego se lanzan grandes campañas publicitarias para atraer a compradores, sino que se hace al revés. La mayoría de las promociones se levantan en función de la demanda y en muchas ocasiones no se pone el primer ladrillo hasta que no hay un contrato firmado previamente con el comprador. Este hecho motiva que no haya una gran cantidad de viviendas en stock, sino que se construye con el respaldo de los nuevos propietarios.
En concreto, entre mayo del 2015 y mayo del 2016, el Ayuntamiento ha expedido 542 licencias de obra mayor, de las cuales 488 han sido para viviendas en la línea costera: nueve de ellas en la zona de El Mojón; 328 en Torre de la Horadada y otras 151 en Mil Palmeras. En el casco urbano se han concedido otras 52 y en la urbanización de Pinar de Campoverde dos más.
El concejal de Urbanismo, Alfonso Armenteros, no cree que se esté generando una nueva burbuja inmobiliaria que pueda tener consecuencias negativas para el municipio porque se está haciendo de forma «ordenada». Según explicó, las nuevas promociones se conforman en su mayoría por viviendas de uso unifamiliar y de dos alturas, tal y como establecen las directrices del Plan General de Ordenación Urbana.
Demanda de casas
«Lo que no se hace es construir por construir. Los promotores impulsan las promociones basándose en una demanda o a una forma de precontrato, van con mucha mas seguridad a la hora de progresar los proyectos», prosiguió Armenteros.
Aunque el Ayuntamiento no tiene datos exactos de la procedencia de los nuevos propietarios de casas en el municipio, el concejal destaca que se puede hacer una radiografía en base a las visitas que se reciben en los centros de información turística a lo largo de todo el año. Así, se podría concluir que en su mayoría se están vendiendo promociones de viviendas a compradores del territorio nacional, muchos de los cuales proceden de Castilla la Mancha o el norte de España, principalmente País Vasco, que las utilizan como viviendas vacacionales. En determinadas zonas los compradores llegan desde otros países europeos, principalmente nórdicos y británicos jubilados.
El aumento del parque inmobiliario en los últimos años ha motivado que este municipio triplique su población en verano, llegando a los 70.000 residentes. Este incremento va acompañado de una necesidad de aumento de los servicios que ofrece el Ayuntamiento, si bien el nuevo boom de la construcción va ligado a un mayor nivel de ingresos en las arcas municipales. El pago de las licencias de obra mayor proporciona al consistorio suculentos beneficios y también se consolida el aumento de la recaudación anual en concepto de otros impuestos como el IBI.
El principal quebradero de cabeza de los gobernantes municipales para mantener el principal atractivo turístico de la localidad, que es la playa, es la pérdida de arena que vienen sufriendo las zonas de baño y que obliga cada año a regenerarlas extrayendo de las zonas en las que se acumula en exceso. En esos trabajos la entidad local gastará este año casi 55.000 euros. En las últimas dos décadas se ha invertido casi un millón de euros.
El Ayuntamiento sigue a la espera de que el Ministerio de Medio Ambiente financie una actuación para hacer frente a este problemática con la construcción de una serie de espigones a lo largo de la línea costera.
