La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) ha iniciado procedimientos sancionadores con multas que puedan alcanzar hasta los 10.000 euros contra múltiples comunidades de regantes de la Vega Baja por permitir que se acumule la basura en los azarbes, que son los canales mediante los que se redirige el agua hasta el río después de regar la huerta. Este hecho provoca, según la Confederación, que los desechos flotantes que se vierten a esos canales, como botellas de plástico y otros envases, acaben en el cauce del Segura, que presenta un aspecto lamentable en algunos puntos a su paso por la Vega Baja y especialmente en la desembocadura de Guardamar.
Según explicaron las mismas fuentes, la CHS envió hace un mes una comunicación a las 17 comunidades de riego de la Vega informando de que tenían la obligación de instalar medidas correctoras de contención para evitar el flujo de esos desperdicios. Ahora se está sancionando a todas aquellas comunidades de regantes, -no a los agricultores a título individual- que no han adoptado soluciones para frenan la llegada de residuos al río Segura en los retornos de sus acequias.
Mallas de contención
«Estas medidas son sencillas, pues consisten en la instalación de mallas que eviten la salida de basuras desde las acequias al río», detallaron desde ese organismo.
La Confederación justifica su determinación porque «la gestión de la acequias es privada y por tanto el control de los residuos es de las comunidades de regantes. Por eso son ellos los responsables de vigilar que no se produzcan primero y evitar después que lleguen al río». Asimismo se insiste en que «si no lo hiciéramos, el Segura se llenaría de residuos y se generarían problemas como las acumulaciones de plásticos en el cauce antiguo del río en Guardamar». La imagen que durante los últimos meses presenta ese punto es la de decenas de kilos de desperdicios esparcidos junto a una pantalla flotante instalada para su contención. Por estos hechos la CHS abrió un procedimiento sancionador al Ayuntamiento de Guardamar que alcanzaba los 10.000 euros por no acometer tareas de limpieza en esta zona. El consistorio lo recurrió asegurando que se trataba de una zona de dominio público que competía a la CHS y, por lo tanto, no era su competencia adecuarlo. No obstante, en Semana Santa decidió realizar los trabajos de limpieza debido a la mala imagen que presentaba la zona en plena temporada turística. Estos días esa misma estampa ha vuelto a repetirse y de nuevo se están generando quejas por la acumulación de suciedad.
Desde la CHS apuntan que la instalación de equipos de retención para solucionar este problema en origen es la única solución viable.
La llegada de estos expedientes sancionadores ha enervado a muchos agricultores. Recientemente las 17 comunidades de riego de la comarca celebraron una reunión en el Juzgado Privativo de Aguas de Orihuela en la que acordaron seguir debatiendo con la CHS y que se desplacen técnicos de este organismo a la comarca para estudiar las posibles soluciones.
Mantenimiento
Son varias voces de representantes de los agricultores las que creen que la culpa de toda esta situación la tiene precisamente la CHS. Consideran que la basura que se acumula en las acequias y azarbes llega precisamente desde el cauce del río debido a que cada vez se están realizando menos labores de mantenimiento por los recortes presupuestarios de la propia CHS.
El juez de Aguas de Almoradí, Carlos Barrera, cree que desde la Confederación quieren delegar en los agricultores «su falta de responsabilidad en la limpieza del río». El mismo está convencido de que el 90% de los desperdicios que entran a las acequias proceden del río y el 10% restante «es posible que sea culpa de vecinos poco solidarios que hagan mal uso de los canales y tiren desechos, pero nuestros canales son de obra y no generan desperdicios», concluyó.
