Conciliar el sueño se convierte para algunos en una verdadera pesadilla con consecuencias a corto y largo plazo que pasan factura. Para tratar estas patologías, el Hospital Vega Baja ha puesto en marcha un servicio especializado de Trastornos Neurológicos del Sueño que está obteniendo buenos resultados desde su implantación. «En general, llegan pacientes que durante años han ido de una consulta a otra sin encontrar remedio a sus problemas y tras probar infinidad de somníferos para intentar dormir, sin llegar a conseguirlo». Ayudar a alcanzar ese ansiado sueño reparador es el objetivo de la doctora Sheila Picorelli Ruiz, neurofisióloga y especialista en Medicina del Sueño que desde hace algunos meses ha cogido las riendas de este nuevo servicio.

A la consulta de Trastornos Neurológicos del Sueño pueden acudir pacientes remitidos de todas las especialidades, no obstante en esta fase inicial de andadura de la consulta únicamente se han remitido pacientes de Neurología, Psiquiatría y Medicina de Familia.

Según explicó la doctora, el primer paso es detectar cuál es el posible o posibles problemas de sueño. En función de la evaluación primaria, se decide hacer un seguimiento en consulta para la instauración de pautas, recuperación progresiva del sueño y reducción progresiva de medicación. Dependiendo del caso, también se puede adoptar la determinación de remisión a IMED-Torrellano para realización de polisomnografía neurofisiológica nocturna «que nos ayude a descartar patologías intrínsecas del sueño no respiratorias como foco epiléptico, movimientos periódicos de extremidades, narcolepsia o trastorno de conducta REM, entre otros». Tras el diagnóstico, se pauta tratamiento y se hace seguimiento en consulta. La tercera de las vías en la remisión a Neumología para realización de una poligrafía si se sospecha que pueden producirse apneas de sueño.

Las Trastornos Neurológicos del Sueño atendidos en esta consulta del Hospital Vega Baja son, por orden de frecuencia: el insomnio psicofisiológico (de conciliación y de mantenimiento); el Síndrome de Piernas Inquietas; insomnio en trabajadores a turnos que van variando; movimientos periódicos de las extremidades, fragmentación de sueño por actividad epileptiforme nocturna; trastorno por fase retrasada de sueño, que sobre todo se da en adolescentes; sonambulismo; bruxismo; trastorno de conducta REM; narcolepsia e hipersomnia idiopática.

Consecuencias

La doctora Picorelli trasladó que los trastornos de sueño cobran especial importancia en la medida en que provocan fallos de memoria, escaso rendimiento laboral que llevan en algunas ocasiones a sufrir accidentes en el trabajo o también disminución del rendimiento escolar, con deficiente aprendizaje. Así, también pueden producir cefaleas, elevada irritabilidad deriva de problemas psicológicos, disminución de la velocidad de reacción que pueden motivar accidentes de tráfico, disfunción eréctil y disminución de la líbido o aumento de la frecuencia miccional nocturna, entre otras. Si bien se destacan igualmente algunas consecuencias que son mucho más importantes como el aumento de la tensión arterial, el aumento del riesgo de arritmias cardíacas, de infartos de miocardio y de infartos cerebrales.

«Todo ello porque el sueño es el principal reparador cerebral. Durante las horas de sueño se consolida la memoria y el aprendizaje, se liberan hormonas del crecimiento, algo fundamental en la infancia, y en esencia se reinstauran las condiciones óptimas tras el desgaste diurno para afrontar las actividades del día siguiente».

Así, el proceso que debe seguir un paciente para ser atendido es simple con comunicar a su médico de Atención Primaria que tiene un problema prolongado de sueño y así este profesional puede derivarlo al Servicio de Neurofisiología.

«Cuando un paciente que lleva años sin dormir consigue descansar por la noche en pocos meses, vuelven a la consulta transmitiéndote su gran agradecimiento. Dejan de ´ir a rastras por la vida´, como ellos dicen. Los adultos dejan de tener fallos en el trabajo, de conducir por las mañanas con sueño, mejoran sus relaciones sexuales y personales, disminuyen los fármacos que tomaban para la hipertensión arterial y para la disfunción eréctil. Los adolescentes mejoran el estudio y las relaciones familiares y personales y los niños mejoran el rendimiento escolar y el desarrollo».La doctora concluye que «si nos pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, será porque es una necesidad vital, ¿no? Pues cuidémosla».