Centenares de personas se sumaron ayer en Orihuela a la tradicional procesión del Corpus Christi, que tiene lugar tras la culminación del periodo de comuniones. Los niños y niñas vestidos de comunión, acompañados por sus padres, crearon un extenso manto blanco a lo largo de su recorrido por las calles de la ciudad, sobre una alfombra verde formado por restos arbóreos por todo el recorrido.

Precisamente los más pequeños fueron los encargados de abrir la procesión tras la eucaristía oficiada por el obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, quien también abanderó la procesión. Las dulzainas y tambores acompañaron a los pequeños, recreando las danzas que datan de la época barroca y que se perdieron en Orihuela en el siglo XIX, por lo que la cita también sirvió para volver la vista atrás en cuanto a historia de la ciudad se refiere.

El arraigo de esta celebración también se hizo notar en las calles, con la presencia de familiares, amigos y vecinos de los cientos de niños que han realizado su primera comunión este año y que ayer volvieron a ponerse sus trajes para lucirlos por toda la ciudad. Durante el recorrido, no faltaron los numerosos altares instalador por las Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Orihuela, en los que se realizaron las pertinentes paradas.

Las autoridades religiosas y de otras entidades de la ciudad, como organizaciones de gubernamentales, la propia Junta Mayor de Semana Santa o la Junta Central de Moros y cristianos se sumaron al acto, alumbrando antes de la Custodia que fue acompañada por el clero presidido por el Obispo.

La imagen se repitió en otras localidades de toda la Vega Baja, como Torrevieja, donde también se celebró esta particular cita cristiana. De hecho, se tarta de un evento que reunió en toda la provincia a miles de personas, y que en poblaciones como Benidorm, Elda, Calpe o Villena también tuvieron un peso especial, cada una de ellas con particularidades que hacen que en cada municipio se viva de forma especial.