La nueva rotonda colocada en la CV-900 a su paso por el término municipal de Redován ha sido decorada con una extraña figura que llama la atención de muchos de los viandantes y conductores que cruzan cada día por ese punto. Se trata de una reproducción de la "Cabeza de Grifo" de Redován, una escultura de la cultura fenicia del siglo V Antes de Cristo que fue encontrada en la Sierra de la localidad.

Según han explicado fuentes municipales, la escultura original es un animal fantástico, híbrido de ave y felino. "De significado principalmente maléfico, asociado a contextos funerarios, se define como protector de tumbas". La pieza fue descubierta en 1899 y comprada por el arqueólogo Pierre Paris, quien la envió al museo del Louvre. Permaneció allí hasta 1941 donde en un intercambio de piezas volvió a España encontrándose actualmente en el Museo Arqueológico Nacional.

Sin duda alguna se trata de la pieza más destacada de todas las encontradas en Redován y está considerada como uno de los dos o tres exponentes máximos de la llamada escultura íbera.

Por referencia de sus descubridores, la Cabeza de Grifo tenía las fauces abiertas y terminaban en una especie de pico, los ojos abiertos presentaban pupilas redondas, enormes cejas geométricas formadas por grandes cintas con rodeas a los lados; con una palmeta oriental que une ambas cejas. Es de tipo frecuente en lo fenicio, chipriota y griego arcaico.