Una de las asignaturas pendientes de Orihuela es el urbanismo donde el descontrol y las ilegalidades, desde hace años, están presentes por doquier, no hace falta siquiera irse a la costa donde el Ayuntamiento hasta hace pocos años desconocía, incluso, la existencia de inmuebles enteros que no pagaban ni impuestos porque no aparecían registrados como tales. Hay tantas irregularidades o ilegalidades que ya no asustan a sus vecinos, acostumbrados a ver viviendas a medio construir en lugares imposibles, empresas contaminantes instaladas desde hace años en mitad de la huerta y a la vista de todos o fachadas de pisos municipales que están a punto de venirse abajo. Si existen expedientes sancionadores nadie lo sabe, si estos han caducado, tampoco; lo cierto y verdad es que Orihuela vive acostumbrada a un patrimonio de ilegalidades que, por lo que se ve, es el menor de sus problemas.

El más claro ejemplo se encuentra en uno de los corazones turísticos de la ciudad, en pleno casco histórico, junto al Rincón Hernandiano y pegado a las faldas de la Sierra donde se observan casas de dos alturas que son ilegales. No hay municipio que autorizara la construcción de una vivienda pegada de tal modo a la sierra que formara prácticamente parte de ella. Nadie le daría una cédula de habitabilidad porque el peligro de avenidas de agua que arrastraran a su paso piedras y rocas es una posibilidad más que evidente.

Cables

Esta situación de irregularidades no es nueva. En su mayor parte son casas que comenzaron a construirse, en muchos casos, por propietarios de pisos colindantes, que se han quedado sin terminar. Cables de luz a la vista, alguna puerta o ventana sin poner y muchos escombro de la obra escondido que nadie retira. Y esto ocurre en uno de los lugares que más visitantes reciben en el municipio a poco más de 100 metros del colegio Santo Domingo o de la Casa del Poeta Miguel Hernández, inmuebles que el Ayuntamiento promociona sin pararse a pensar de qué es lo que realmente está enseñando en las inmediaciones de edificios históricos y patrimoniales de un valor incalculable.

La situación no es culpa de un político en singular pero sí de todos los que conocen la situación y no hacen o hicieron nada por evitarla. El pasado mandato se realizaron unas preciosas obras en el cinturón de la sierra en esta misma zona sin que nadie se parara a pensar en este problema. Ediles socialistas consultados por INFORMACIÓN admitieron que las casas que allí hay no son legalizables y, evidentemente para restaurar la ordenación del territorio, lo lógico sería que fuesen demolidas, pero nada. Un portavoz del equipo de gobierno, en cambio, mostró su sorpresa por la denuncia sobre estas viviendas y aseguró que de todo ello no sabían nada.