No es la primera, la segunda ni la tercera vez que lanzan públicamente estas reivindicaciones, pero no se cansarán de hacerlo hasta tener una solución definitiva a un problema que se repite año tras año y que los vecinos están hartos de reclamar. Con la llegada del bueno tiempo y la suma de turistas a un litoral oriolano que cuenta con una gran población también a lo largo de todo el año -unos 30.000 vecinos censados-, las deficiencias en materia de limpieza, recogida de podas, infraestructuras de playas e instalaciones públicas, se hacen todavía más notables.

Así lo constató ayer este diario junto a representantes de la Federación de Asociaciones de Orihuela Costa (FAOC), que aglutina a colectivos vecinales, empresariales y hosteleros del litoral. El eterno problema de las podas, que se acumulan por todo el litoral, empobrece una vez más una imagen que dista mucho de ser la de un entorno idílico para pasar unas vacaciones «en una zona donde el turismo es el motor fundamental», señalan desde la asociación. En algunos puntos, los viandantes deben cruzar al otro lado de la calzada para poder transitar, pues el volumen de los restos acumulados en toda la acera y parte de la calzada, «con los riesgos que eso supone».

La falta de mantenimiento de infraestructuras es otra constante por el litoral. No muy lejos del Ayuntamiento de Orihuela Costa, la FAOC muestra un parque infantil en el que, además de faltarle varios elementos, como uno de los dos columpios, los matorrales han invadido buena parte de la zona de juegos, los toboganes se encuentran llenos de tierra y la limpieza brilla por su ausencia.

Lo mismo ocurre en zona del paseo marítimo de Aguamarina, donde las espectaculares vistas de los acantilados en el paseo se ven deslucidas por las sociedad que se acumula entre matorrales. Entre este punto y la playa de Barranco Rubio, los vecinos denuncia en acceso asfaltado a la playa que, sin embargo, cuando termine la carreta, cerrada al tráfico únicamente por un bordillo, hay una caía de cerca de medio metro hasta llegar a la playa.

Pese a que hay un acceso paralelo, no hay ninguna señalización que indique que el paso por la zona de asfalto está prohibido, «lo que puede provocar accidentes a carricoches o niños que vayan con un patín, y al bajar no puedan sortear la caída», señalan. La solución pasaría por algo tan simple por poner una cadena que cierre el paso y un cartel de advertencia, algo inexistente. En esta bajada, además los vecinos denuncian la continua acumulación de algas, que si bien en algunos casos es necesaria para la regeneración y conservación de las playas, «en otras zonas, como en el acceso a Barranco Rubio desde el propio barranco, donde está la baja del apartahotel y numerosas viviendas, las montañas se acumulan desde el puente del nueve de octubre, cuando ya denunciamos esta situación».

Los vecinos ya han traslado todas estas y más cuestiones al alcalde, Emilio Bascuñana (PP) por registro, y esperan una respuesta del popular que vaya «más allá de las palabras».