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Análisis

Caso Brugal: la Justicia los vuelve a unir

El fiscal señala a los exalcaldes José Manuel Medina y Mónica Lorente como títeres de un empresario en el proceso de corrupción de las basuras

Un momento clave del Brugal: Mónica Lorente es la nueva alcaldesa de Orihuela y José Manuel Medina le da paso. información

José Manuel Medina es un jubilado, de rostro feliz, que se para cada dos minutos a hablar en cualquier esquina de Orihuela; a Mónica Lorente apenas se la ve, madre de un niño meses después de las últimas municipales y apartada por su partido de la vida pública con la excusa de un asunto menor -la adjudicación de una plaza después de haberla inaugurado-, forman parte del pasado de la ciudad y en algo más se parecen: tienen más amigos que enemigos y un talante conciliador que hace que automáticamente cualquier con los que se encuentren por la ciudad se alegre de ello. Desde esta semana, ambos han vuelto a estar unidos, como cuando Medina era alcalde y Lorente su portavoz. Y lo son después de que el fiscal Anticorrupción, Pablo Romero, los haya colocado como piezas clave del proceso de corrupción de las basuras de Orihuela. El Brugal.

Sin ellos, a los que dibuja como dos títeres del empresario Ángel Fenoll, quien cumplió el sueño de ambos, a uno, asegura Romero, a cambio de 7 millones de pesetas (42.000 euros) para pagarle un abogado; y a la otra, aupándola a la Alcaldía sumando votos en las municipales en los que se usó el DNI de personas que habían fallecido o financiando su campaña, nunca hubiera conseguido manejar durante más de dos décadas el negocio de las basuras, obteniendo un beneficio económico millonario a través de dos empresas: Colsur y Proambiente y todo gracias a que en 1992 el entonces alcalde, Luis Fernando Cartagena, le había dado a dedo, sin contrato y por razones de urgencia el negocio de la recogida de basuras en la costa, algo de lo que disfrutó hasta 2009 cobrando a través de facturas que sólo entre 2005 y 2008, los años que son los que forman parte de la investigación de este caso, le supusieron ingresos de 18,3 millones de euros a través de la recogida de desechos que realizaba Colsur, a los que se suman otros 2,8 millones de euros por llevarlas al vertedero de Proambiente. Más de 21 millones de euros. Hoy en día ninguna de estas empresas existe para responder civilmente de las responsabilidades en que pudieran haber incurrido.

El fiscal arranca su relato en aquella fecha lejana de 1992 y no sólo asegura que Fenoll se lucró con millonarios ingresos sino que también manejó los resortes para quedarse todo el pastel de las basuras del municipio, no sólo de la costa, en una operación maquiavélica pues tuvo que quitar a una empresa la adjudicación provisional que había obtenido en el concurso (Urbaser) y dársela año y medio después a otra (la UTE Orihuela Capital de la Vega Baja) de la que era dueño de dos terceras partes a través de testaferros. Sin la participación de ambos políticos del Partido Popular: de Medina, permitiendo que Urbaser se quedara sin el contrato ganado en el concurso en 2006; y sin Lorente, volviendo a licitarlo cuando llegó a la Alcaldía en 2008, el Brugal nunca hubiera existido. Quizá por ello los 20 años de cárcel que le pide el fiscal a ambos -12 a Medina y 8 a Lorente- son una pena más moral que real porque quizá ni él piensa en su fuero interno que puedan pasar tan largo periodo a la sombra pues sabe que nunca habrá tribunal que los condene a tanto... si se les condena y más teniendo en cuenta la dilación de un proceso que da vergüenza y al que le quedan, al menos, un par de años para llegar a juicio.

La historia

La historia que cuenta la Fiscalía Anticorrupción en ese escrito de calificación, con diez delitos y 34 investigados para los que pide la apertura de juicio oral, ha pasado casi de puntillas esta semana por Orihuela. Ha sido más fácil escuchar a la gente triste por la muerte de un periodista, de Eduardo López Egío, de 51 años, que oír hablar de este asunto que parece que casi les aburre y pese a que da para un libro de falsedades, intrigas, coacciones, corrupción y envidias con visos de algún día llegar a ser un éxito editorial y todo entrelazado por el fiscal Romero a partir de unas grabaciones que dieron origen a todo y que, curiosamente, puso en manos de otros fiscal Anticorrupción, de Felipe Briones, el propio Ángel Fenoll, el cabecilla de la supuesta trama y de casi todas las piezas del Brugal (que son 17). Fenoll se las dio a Briones después de haber dado una multitudinaria rueda de Prensa en la que, cintas en manos que repartió entre los periodistas, demostraba los amaños de otro político al que compró para que allí contara que ese contrato a Urbaser estaba amasado (lo que nunca se probó). Ahora por haber sido un «buen ciudadano» al haber parado aquel supuesto amaño para cometer el suyo propio con la connivencia de los políticos se enfrenta a 37 años de prisión. Delirante.

Ningún partido de Orihuela ha realizado declaración alguna por estos hechos, quizá porque los portavoces que hace una década sufrieron amenazas por sus denuncias sobre esta trama -Antonia Moreno o Monserrate Guillén- han desaparecido prácticamente de la vida pública. A ellos sí les importaba y mucho.

Hoy el Ayuntamiento continúa sin definir su modelo de gestión de las basuras. En 2012 un gobierno a tres bandas PSOE, Los Verdes y CLr-Claro rescataron el contrato de forma provisional y así sigue después de que al final del pasado mandato el PP estuviera a punto de recuperar la Alcaldía de la mano de CLr-Claro en un pacto que incluía volver a sacarlo a licitación.

En cualquier caso, no se sabe hoy en Orihuela si alguien siente remordimientos o culpas por aquellos hechos, si se apiada de esta lista de supuestos corruptos dedicados al cabo de una década a otras cosas que nada tienen que ver con la política, si se creen lo que cuenta el fiscal o si, tan siquiera, le importa. Este asunto ha pasado de largo esta semana. Diez años de espera han sido mucho y quizá, lo mejor, ha sido darle la espalda.

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