Hace unos días, quienes ostentan responsabilidades de gobierno en Orihuela presentaron públicamente el Reglamento de Participación Ciudadana, con la estructura en distritos en que se dividirá la ciudad y los diferentes Consejos y cauces para que los ciudadanos podamos proponer líneas de actuación y denunciar aquellas cuestiones que nos afecten.

Existe un consenso generalizado en cualquier ámbito de gobierno en demandar a la sociedad una mayor implicación en la gestión de los recursos públicos y en la necesidad de que la sociedad civil se constituya en un contrapeso eficaz a la actuación del político, quien ya no decide por sí solo y ha de asumir la presencia y constante implicación de estos colectivos como elementos reivindicativos que pueden poner en crisis sus proyectos.

Sin embargo, en Orihuela y pese a las palabras del señor alcalde, hay situaciones que demuestran que los planteamientos teóricos no tienen reflejo práctico ante entidades cuya defensa de lo que legítimamente consideran mejor para sí como afectados por problemas graves choca con la ignorancia de quien gobierna.

Me refiero a la negativa del alcalde oriolano de dar voz a DINOCO, asociación que agrupa a padres y madres de usuarios del Servicio Municipal de Atención Temprana en Orihuela. La situación es bien sencilla: ante la petición de los padres para que la gestión de este servicio se haga de forma directa, el equipo de gobierno optó por ampliar los estatutos de la sociedad municipal "Uryüla Histórica" para que pudiera dar cobertura a la Atención Temprana. Se da la paradoja de que, hasta este momento, no ha habido declaración pública que nos permita pensar que esta sociedad vaya a hacerse cargo de algo más que este servicio y, sin embargo, los padres de los menores usuarios no tenemos participación alguna en el órgano que la va a gestionar. Todo un ejemplo de negativa a permitir la participación ciudadana real y concreta en un problema de dimensiones no sólo sanitarias o educativas, sino también de índole social.

El porqué de esta negativa lo ha expresado el señor alcalde en diferentes intervenciones públicas: sin más valor que su palabra, la cual debe creer superior a la del resto de ciudadanos, ha acusado a los padres de DINOCO de politizar o, más recientemente, de generar tensión con los datos que tenemos. Como padre afectado, por más que miro a mi alrededor, no veo tensión por ningún lado ni veo, a día de hoy, actos reivindicativos, manifestaciones?

Tal vez, al señor alcalde le parezca ahora tensión lo que hace poco más de un año le parecían medidas justas cuando tuvimos que manifestarnos en la glorieta Gabriel Miró. Tal vez sea que la lucha de los padres de DINOCO o el interés porque la Atención Temprana se gestione de la mejor forma nos haga incómodos compañeros de viaje. Tal vez, insisto sólo tal vez, sean éstas las respuestas que nadie nos ha dado a la pregunta que hace unos meses lanzaba el presidente de DINOCO en una tribuna pública: "¿Por qué no nos quiere, Sr. Alcalde?"