Si usted va caminando por la calle y un grupo de personas se le acerca educadamente para preguntarle dónde se encuentra el consultorio médico, el Ayuntamiento o algún tipo de establecimiento, extreme todas las precauciones porque puede convertirse en la próxima víctima de un «hurto cariñoso». Según ha detectado la Guardia Civil, existe al menos una banda de hombres y mujeres rondando por la Vega Baja que abusan de la buena voluntad de las personas, generalmente de avanzada edad, con la única pretensión de sustraerles objetos de valor. Siempre actúan de la misma forma: agradecen con abrazos el gesto de haberles ayudado y aprovechan ese contacto corporal para robar con mucha habilidad joyas, la cartera y todo cuanto pueden mientras las víctimas no se dan ni cuenta.

El incremento de este tipo de hechos delictivos ha llevado a la alcaldesa de Bigastro, Teresa Belmonte, a emitir un bando municipal para hacer saber a sus vecinos que los casos de este tipo se han multiplicado, tal y como le han comunicado desde el Instituto Armado. No obstante, según el testimonio de otros residentes de la comarca, los «hurtos cariñosos», como así los llaman los agentes, no sólo están sucediendo en Bigastro, también en otros municipios cercanos, como Orihuela.

Elegir a la víctima

En concreto, en ese escrito de la regidora bigastrense se explica que el «modus operandi» de las ladronas se basa en localizar a una mujer o un hombre mayor que transite solo y porte de forma visible alguna cadena de oro, reloj, pulsera o joyas de valor. Una vez que le ponen el ojo encima, los abordan con cualquier excusa y le piden ayuda para intentar llegar a alguna dirección.

«Cuando el señor o la señora atiende el requerimiento, éstas la abrazan muy efusivamente agradeciéndoles su atención y aprovechando los abrazos para robarle principalmente el oro que portan».

Según ha informado la alcaldesa, estas mujeres suelen actuar en grupo y en muchas ocasiones llevan un menor «para infundir confianza a la víctima a la que acaban robándole los efectos de valor con gran habilidad». Si la persona abordada se da cuenta de la verdadera intención de estas amigas de lo ajeno, «pueden ejercer cierta violencia, siendo éstas apoyadas en todo momento por un varón que conduce un vehículo y que, cuando lo cree necesario, recoge a las ladronas para salir huyendo a toda prisa y evitar ser interceptados».

Por ello, el bando de la regidora «recomienda a los vecinos que presten especial atención cuando desde un vehículo, normalmente conducido por un varón y con mujeres y un menor en su interior, se les acerquen solicitando información para posteriormente agradecerle mediante algún tipo de contacto corporal su colaboración».

La primera edil informa, asimismo, que también se han incrementado los casos del llamado «lazo libanés», un tipo de estafa que se lleva a cabo en los cajeros automáticos colocando un dispositivo metálico en la bocana de la tarjeta para que ésta se quede atrapada y luego conseguir mediante engaños el número secreto y sacar el dinero. Otra variante es poner «el lazo» en la bocana de los billetes para que el dinero se quede atascado y más tarde sustraerlo.