El gobierno pentapartito tuvo ayer el ambiente a su favor. Un pleno repleto de trabajadores, incluido el comité de empresa, y que siguió, incluso con ánimos las intervenciones del gobierno de izquierdas. El salón se quedó, de nuevo, pequeño para la sesión que se prolongó durante más de 3 horas, y que terminó con aplauso final, relajación y sonrisas para quienes gobiernan, tras meses de tensión y alguna lágrima de emoción. Un debate, con varias salidas de tono, pero con una moderación general inesperada, y propiciada, sobre todo, por el grupo popular.