El Museo Didáctico de Ciencias (Mudic) de la Universidad Miguel Hernández, en el campus oriolano de Desamparados, recibió ayer la visita de Margarita Salas, la bioquímica conocida por su larga trayectoria en el mundo de la investigación y que fue discípula de Severo Ochoa o Alberto Sols, para inaugurar una de las aulas-taller con las que cuenta el espacio y que llevará su nombre. Salas, quien fue la primera mujer científica en dedicarse a la investigación en una época «en la que se creía que las mujeres no valíamos para esto», mostró su agradecimiento y «el orgullo que supone para mí estar frente a Albert Einstein», bromeó, pues el científico da nombre a otra aula frente a la suya.

De esta forma, el museo da nombre a seis de sus salas, tres hombres y tres mujeres, algo que celebró Salas por ese avance por la igualdad en la que ella, en su día, rompió moldes. Una situación que en la actualidad, paradójicamente, se ha dado la vuelta a la tortilla, ya que «ahora en nuestros laboratorios hay incluso más mujeres que hombres haciendo la tesis doctoral y la pena es que el presupuesto es escaso y que tanto mujeres como hombres no encuentran futuro para desarrollar su carrera científica».

Esta circunstancia, dijo: «No es mala a priori, ya que es bueno irse al extranjero y pasar dos tres años, pero lo bueno es que se pueda volver. En estos momentos las circunstancias son bastante negativas para que haya puestos de trabajo. La gente está muy preparada pero es difícil la vuelta aquí o desarrollar la carrera científica de los jóvenes en España».

Mucho por hacer

A pesar de ello, en bioquímica aún queda mucho por hacer y apostó por los grandes retos, que pasan por conocer cómo funciona el cerebro, cómo se produce un pensamiento, un sentimiento o una palabra?». La científica destacó también otros campos en los que se está investigando, como el uso del genoma humano en el desarrollo de tratamientos médicos personalizados o para la prevención de enfermedades.

Salas aprovechó también para visitar una museo «excelente. Y nada modesto. Está hecho con materiales baratos y demás pero me ha parecido un museo fantástico. Es algo muy importante para esta ciudad de Orihuela», apuesta por cómo ella misma entiende que debe explicarse la ciencia a los alumnos: «con mucha parte experimental».