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«Invasión» de sillas de movilidad reducida en Torrevieja

Las «scooters» eléctricas se popularizan entre la población mayor, que invade la calzada

«Invasión» de sillas de movilidad reducida en Torrevieja

No necesitan seguro, ni matrícula, ni permiso de circulación, ni por supuesto... pasan ITV, pero ocupan, cada vez más las calzadas de una ciudad turística como Torrevieja y zonas litorales de Orihuela Costa, Pilar de Horadada y Guardamar, con un gran porcentaje de personas mayores con problemas de movilidad reducida. Las sillas con motor eléctrico sillas con motor eléctricoadaptadas para personas con movilidad reducidamovilidad reducida, las también llamadas «scooters» eléctricas, se adueñan poco a poco de aceras, plazas, parques y, sobre todo, los paseos de Torrevieja. Pero también de la calzada. Se han convertido en una ayuda vital para mejorar el nivel de vida y la autonomía de estos vecinos. Esta «invasión» choca con el vacío legal que las regula porque, de forma genérica, los conductores de estos vehículos son considerados peatones. La ley dice que de forma excepcional pueden invadir la calzada si la acera está impracticable y si, realmente, el usuario es una persona impedida, algo que si es necesario, debe acreditar documentalmente. Pero tener que invadir la calzada por no poder transitar por una acera en Torrevieja, desafortunadamente, no es algo excepcional.

La accesibilidad del callejero de Torrevieja deja mucho que desear pese a ser uno de los destinos favoritos del turismo residencial para jubilados de toda Europa -los principales usuarios de estas sillas-. Las barreras arquitectónicas se imponen cada cinco metros de acera. Y la falta de rampas y bordillos adaptados fuerza a ocupar las calles por las que circulan los coches.

Cuando un conductor se encuentra con una «scooter» circulando en medio de la calle...¿Qué debe de hacer? Normalmente, la reacción es esperar y considerar al vehículo eléctrico, que apenas supera los diez kilómetros por hora, como otro más, con el margen de confusión e inseguridad añadida para el conductor y el peatón que circula con la silla.

En teoría, no deberían invadir la calzada para avanzar en sus recorridos por la ciudad. Pero la realidad es otra, cuando cualquier obstáculo, incluidos postes telefónicos, impide proseguir el camino por una acera o fuerza a la persona con discapacidad física a realizar un largo y penoso rodeo para evitar transitar por en medio de la calle.

Más asequibles

Las «scooters» son cada vez más populares -en una ciudad con 30.000 vecinos mayores de 60 años sobre una población de 98.000 censados-, son cada vez más asequibles. Y las adquieren no solo quienes sufren una discapacidad importante. También para los mayores, a los que ofrece una autonomía e independencia que los sitúa a años luz de sus desplazamientos habituales a pie. El alquiler y venta de «scooters» proliferan en Torrevieja y la costa de la Vega Baja, y no solo en tiendas especializadas.

Su precio oscila entre los 2.000 y 3.000 euros, con una autonomía de unos 30 kilómetros. En muchos de los casos, las medidas de seguridad no van más allá de la evidente limitación de velocidad, el encendido de luces y la colocación de los petos fluorescentes. Las «conductores» de las sillas -todas aquellas que pesen menos de 350 kilos y no puedan superar los 45 kilómetros por hora-, están obligados a transitar por la zona peatonal, «salvo cuando ésta no exista o no sea practicable y, en tal caso, podrán hacerlo por el arcén o, en su defecto, por la calzada, siempre que no se entorpezca la marcha normal de otro vehículo sin causa justificada a velocidad anormalmente reducida».

El concejal de Tráfico, Javier Manzanares, asegura que no existe constancia de que se hayan generado problemas graves por la circulación de estas sillas en las calles de Torrevieja. Sí recuerda que en municipios como Benidorm, se ha tenido que restringir su uso porque se popularizó en la comunidad británicas entre quienes no tenían limitada su capacidad de movilidad, como una especie de moda a la hora de moverse entre bares de copas y la playa.

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