La detención de un atracador en el centro de Orihuela por un motorista de la Guardia Civil, en colaboración con agentes de la Policía Local, después de cometer un robo a mano armada de 12.400 euros en una entidad bancaria de Santomera, demostró el pasado jueves la falta de coordinación existente entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, según la información recogida ayer por este diario entre agentes molestos por lo ocurrido pues entre el atraco y la detención pasaron más de tres horas y nadie sabía nada aunque Orihuela y Santomera son municipios colindantes, aunque de comunidades distintas. Nadie informó ni a la Policía Local ni a la Comisaría ni a la propia Guardia Civil de este suceso y de la búsqueda de un sospechoso armado.

De hecho, el arresto fue casual después de que un vehículo de la Guardia Civil de Tráfico siguiera a un conductor porque iba haciendo zig-zag por la carretera. Al darle el alto se sorprendieron de que tratara de huir. Nadie sabía que era un atracador y que podía ir armado -al banco entró con un supuesto revolver o pistola, según los testigos, para obligar a los empleados a que les entregara el dinero-. Durante la persecución del sospechoso por las calles de la ciudad, servicio al que se sumaron agentes de la Policía Local y del Cuerpo Nacional de Policía, nadie fue informado de que podía tratarse de una persona peligrosa. Ahora bien, el que atropellara en su huida a una vecina, que tuvo que ser ingresada en el Hospital a consecuencia del golpe y de la caída, pero que estaba fuera de peligro; o que colisionara con varios vehículos que sufrieron daños y que estaban estacionados, hacía pensar que no escondía nada bueno.

Finalmente pudo ser detenido pero en el video que ayer ofrecía este diario, facilitado por la propia Policía, se observa claramente cómo el motorista de la Guardia Civil que, finalmente, lo detuvo, en ningún momento llega a temer por su vida pues se acerca a él, que está tumbado en el suelo, sin llegar a desenfundar su arma ni tomar medidas de gran protección. Eso indicaba que a esas horas desconocía que estaba ante un atracador y que podía llevar una pistola.

Es más, durante el cacheo practicado a continuación se comprobó que entre sus ropas llevaba fajos de billetes. Los agentes se mostraron sorprendidos porque no sabía su origen ni tampoco el que hubiera más dinero desperdigado por el interior del vehículo hasta esos 12.400 euros.