Entre las anécdotas que recuerdan los familiares, una es que la Torre de Embergoñes y la finca que la rodea fueron lugar para guardar rebaños hace más de 80 años; entre ellos, el que pastoreaba Miguel Hernández siendo niño. La torre daba cobijo también al pastor que tenía una especie de refugio en el interior para dormir. Dos hijos de aquellos bisabuelos que son reconocidos como los primeros propietarios de este solar estuvieron en prisión con el poeta y la madre de ambos, Josefa Ramón, les llevaba la comida, también en algunas ocasiones a Miguel. m. A.