Ya llevamos nueve meses con el teatro cerrado. Ya están los chiguitos y chiguitas ocho meses sin transporte escolar gratuito. Ya sabemos que el «penta» no quiere promoción turística de Torrevieja de la mano de la Diputación Provincial por que allí está trabajando a muerte Eduardo Dolón y Luisma Pizana. Y si la ciudad se perjudica por esta política cutre de intentar dañar a dos Torrevejenses, al «penta» le da igual. Ya está Ciudadanos en Torrevieja convenientemente reventado, como era previsible, gracias al sindicalista de la Banca y al Deutsche Bank (maldito sobre marrón).

Ya somos conocidos en el mundo empresarial por los cierres de negocios de todo tipo impulsados por el Ayuntamiento, que son debidamente publicitados previa filtración periodística interesada por la dama negra y pelirroja de la política local. Ya ha invadido el periodista de Benidorm que desea «que llegue septiembre y los putos españoles tarados con niños maleducados se vayan a su casa madrileña», todas las redacciones de los periódicos nacionales con un informe falso y demoledor sobre Torrevieja para hundir al Partido Popular, aunque por eso se lleve por delante la imagen de la Ciudad de la Sal. El matrimonio lo está haciendo muy bien. Sirven a los intereses de sus jefes del norte de la provincia, y de la capital de la Comunidad Valenciana. La orden es hundir Torrevieja, y lo están consiguiendo. Triste, pero cierto. Ocurre siempre que gobierna el PSOE en la Generalitat.

En diez meses, el «penta» bate records de contradicciones insalvables al enchufar al asesor más caro de España, un «estómago agradecido», utilizando la terminología de José Manuel Dolón, quién en un alarde de incoherencia histórico, tras criticar durante más de 25 años estas contrataciones, le coloca un sueldazo de 80.000 euros a un buen hombre que no puede hacer informes de ningún tipo.

Pasados 300 días, los torrevejenses, nos vemos en el sofoco de mantener por 3.600 euros al mes a una concejala socialista, África Celdrán, según manifiestan públicamente sus propios compañeros «inexperta y de pocas luces», investigada penalmente por la Justicia, por dar un contrato a dedo a una empresa amiga de León, facilitándole de manera oculta y a conciencia, documentación oficial del Ayuntamiento de Torrevieja, firmada personalmente por ella, para que tuvieran los leoneses una ventaja única y exclusiva, previo pago de un dinero. La Celdrán al percatarse que uno de los políticos que más la critica pidiendo su cabeza desde el primer día por su presunta inutilidad, Pablo Samper, quitaba sanciones de la Policía Local, como Jesús Gil daba licencias urbanísticas en Marbella, no se lo pensó, y en un cuarto oscuro regaló un contrato, con total apariencia de municipal, a una empresa de León, siendo investigada ahora por la presunta comisión de los delitos de prevaricación, fraude y exacción ilegal. Y el «honrado» Jose Manuel Dolón, tragando.

Con este panorama, en el que todavía hoy once más dos, son trece, a mi pueblo le pregunto: ¿Y ahora qué, Torrevieja?