Cinco meses después de que los responsables del Ayuntamiento de Guardamar acudieran a la Subdelegación de Gobierno para exigir al Ministerio de Medio Ambiente que ejecute un plan de regeneración de playa Babilónia, las autoridades locales siguen sin obtener ninguna respuesta. El problema continúa enquistado desde hace años mientras el mar sigue engulliendo un espacio que presenta cada vez menos metros de arena, casas que se caen a pedazos y aceras intransitables por peligro de hundimiento.

La ruina de algunas viviendas y las antiestéticas y peligrosas escolleras colocadas para proteger las propiedades del oleaje son la estampa con la que un año más se encuentran los turistas que ya han empezado a llegar a la localidad. Aunque en la web de turismo municipal se cita que una de las principales particularidades de esta playa es la presencia de las Casas de la Babilònia, con «pequeños chalés a pie de playa adornados muchos de ellos con preciosos azulejos», lo cierto es que esos azulejos pasan desapercibidos por el decadente estado que presenta la zona.

En Guardamar se cree que la construcción de un espigón para el puerto deportivo hace dos décadas modificó las corrientes marinas y motivó la pérdida de arena en esta zona costera. Pero, según el regidor, José Luis Sáez, «no tenemos ningún informe técnico o científico que asegure que eso es así y por lo tanto lo primero que hay que hacer es ese estudio».

Aportar soluciones

Sáez teme que el problema que acecha a Babilònia siga extendiéndose al resto de playas de la localidad, de ahí que considere vital que se analice la situación cuanto antes para poder aportar soluciones. Otra de las cuestiones que, según el primer edil, está retrasando todo este asunto es que mientras no se forme el nuevo ejecutivo nacional, grandes proyectos como este siguen guardados en el cajón.

Cabe recordar que el pasado verano el Ayuntamiento decidió clausurar 640 metros de playa Babilònia, instalando un vallado perimetral e informando a los bañistas de que estaba prohibido el tránsito. El motivo aducido era que la zona no era segura debido a que durante años se han estado colocando escolleras de hormigón y otros elementos como piedra o hierros que, con los temporales, han quedado sumergidos bajo la arena. De hecho el pasado verano se registraron algunos incidentes con personas que sufrieron cortes. Pero ese vallado ya no existe hoy día. La razón, según el regidor, es que durante el invierno y con el fuerte oleaje se fue desprendiendo, aunque otras fuentes aseguran que han sido algunos de los residentes de este enclave los que los han ido retirando. Se trata de una zona de casas a pie de playa que los propietarios mantienen en régimen de concesión. Verano tras verano organizan protestas para exigir que se adecúe este enclave, sin éxito hasta el momento.

Lo único que el consistorio puede hacer son pequeñas reparaciones como la que se va a ejecutar ahora para reparar una parte de la acera que se encuentra en mal estado. Así pues, playa Babilònia seguirá por ahora agonizando ante el olvido de un Ministerio que lleva años haciendo oídos sordos a las reivindicaciones.