El Ayuntamiento de Almoradí ha pedido a la Generalitat Valenciana que envíe una patrulla de la Policía Autonómica para precintar un bar sobre el que pesa una orden de cierre cautelar de seis meses. Dicha disposición fue adoptada por la Conselleria de Gobernación debido a que el local acumulaba hasta 57 procedimientos sancionadores y una multa de 43.000 euros por incumplimiento de horarios y exceso de ruidos. Al parecer, el dueño bajó la persiana pero dos semanas después el local se volvió a abrir, gestionado por otra empresa que presentó una declaración responsable en la administración local. Aunque el consistorio denegó la reapertura el pasado 5 de abril, el bar sigue abriendo sus puertas y causando molestias a las comunidades de vecinos colindantes.

Los residentes que se consideran afectados por toda esta situación remitieron otro escrito de queja al Ayuntamiento. Tras meses de denuncias, creyeron que habían ganado la batalla y que por fin podrían descansar, sobre todo durante las noches de los fines de semana, que es cuando más clientes se concentran en las inmediaciones del bar. Todo ello a pesar de que sólo disponía de licencia como cafetería. Pero no fue así porque el local hostelero volvió a abrir. Desde el consistorio se les ha explicado que el día 23 de marzo la mercantil Ocio y Copas 2020 SL presentó una solicitud para iniciar el procedimiento de «Declaración responsable para el ejercicio de una actividad de espectáculos públicos, actividades recreativas y establecimientos públicos», para ejercer la actividad de pub con ambiente musical. Pero una semana después, el ingeniero industrial municipal emitió un informe que concluía que dicho establecimiento estaba cumpliendo una sanción firme de clausura, por lo cual se debía de suspender esa declaración responsable para retomar la actividad. Pues bien, el Ayuntamiento se lo notificó al propietario el pasado cinco de abril, pero hasta ayer el local siguió abriendo con total normalidad, según han criticado algunos de los vecinos. Esos mismos vecinos que al día siguiente de que el bar reabriera ya tuvieron que llamar a la Policía local para «dar traslado de los ruidos y molestias sufridas». La primera llamada se registró a las 2.40 horas y la segunda a las 3.18 horas «porque el bar y sus terrazas seguían abiertas». A este respecto, han amenazado con denunciar al Ayuntamiento si no toma cartas en el asunto porque consideran que aunque el posible cierre del local corresponda a la Conselleria, el es consistorio el que debe de velar por el cumplimiento de la ordenanza sobre veladores, que obliga a cerrar las terrazas a medianoche, y no lo está haciendo.