Los de Podemos están demostrando, con sus hechos e incontinencia verbal, que son -o pretenden serlo- «los reyes del mambo» y muchos de ellos siguen sin darse cuenta de que, para alcanzar tal consideración, todavía les falta, como mínimo, media hora de horno; son como elefantes en una cacharrería y lo único que consiguen es que el resto de los mortales -que, para ellos, somos unos fachas de mierda- estemos empezando a cansarnos de sus «sarnachás», porque, señor Iglesias, ¡ya está bien de incultura y chabacanería!. Los «pokemon» no tienen bastante con sus problemas internos -derivados de la gestión dictatorial bolivariana del mariscal Chaves, digo Maduro, digo Pablo- y por eso se meten en camisas de once varas. El afán de notoriedad de los «podemistas» es tal que no escatiman esfuerzos para «salir en los papeles» por cualquier cosa, aún a sabiendas que hacen el más espantoso de los ridículos.

Un amigo me mandó un artículo titulado: «Teresa Rodríguez compara al edil condenado con Miguel Hernández». Para aquellos que no sepáis quien es la tal Teresa os diré que se trata de la secretaria general de Podemos Andalucía y el apoyo que dio fue a un concejal, Andrés Bódalo, de Jaén en Común -marca blanca de los «podemistas» en la provincia olivarera-, condenado por, entre otras cosas agredir físicamente a un edil socialista. Ni la Rodríguez -que estudió en la Universidad de Sevilla, es portavoz de su grupo en el Parlamento de Andalucía y, anteriormente, fue Eurodiputada- podía llegar a más, ni los andaluces, con esta representante, a menos. Para que esta señora hable de Miguel lo primero que tiene que hacer es lavarse la boca con lejía y luego pedir permiso a los de la Real Academia de la Lengua, porque -permítaseme utilizar la expresión bíblica- no se debe utilizar el «nombre de Dios en vano», como le fue revelado a Moisés en el Monte Sinaí, o «no está hecha la miel para la boca del asno».

Estoy casi convencido de que -desde el respeto, buen talante y sin acritud- esta muchacha, que es miembro de la Unión de Sindicatos de Trabajadores de la Enseñanza de Andalucía (USTEA), no era la más lista de su clase y casi me atrevería a decir que, efectivamente, le falta media hora de horno para poder hacer este tipo de comparaciones y que, aún pasando por, como mínimo, el microondas, tampoco estoy muy seguro de que pueda ponerse en su boca el nombre de Miguel, porque, entre otras cosas, nuestro paisano era un demócrata convencido y, aunque participó en la Guerra Civil, no protagonizó rifi-rafes con compañeros de milicia y muchos menos se le demostraron delitos de sangre (o pegarle a alguien); así es que, querida, serás muy popular en tu pueblo, pero también lo son Belén Esteban y Yurena -la Tamara del «No cambié, no cambié» e hija de Margarita Seisdedos- y tienen menos luces que la procesión del Silencio. Mariano José de Larra, «nena», dijo que «alguno sabe leer, pero no en todos los libros, y escribir, aunque no cosas dignas de ser leídas». Mario Vargas Llosa dice estar convencido de que «una persona que lee, y que lee bien, disfruta muchísimo mejor de la vida». Leyendo y viajando se aprende mucho, así es que, ya sabes Teresita, cálzate las zapatillas, ponte una gorra, coge un bastón y cuélgate la mochila para hacer la «Senda del Poeta» y saber lo que significa Miguel; seguro que si lo supieras no dirías tonterías, aunque, para los de Podemos, lo que has hecho debe haberse interpretado como una especie de reflexión en voz alta, a modo de defensa de los derechos del hombre. Lo que parece que no sabe esta chica es que sus derechos acaban donde empiezan los míos y que un pesimista es un optimista bien informado.

Teresita no has tenido en cuenta lo que pudiera decir Lucía Izquierdo, que cobra cada vez que se nombra a «su suegro». ¡Como se entere que has comparado a Miguel con «un delincuente» se te pueden caer los palos del sombrajo!. Y no digamos nada de lo que puede pensar de mi amigo Paco Escudero. Mira, Teresita, Miguel es demasiado grande como para que lo nombres sin venir a cuento y, sobre todo, para que lo compares con «el ladrón malo» que fue «crucificado» junto a Jesucristo, porque, por muy cerca que esté de Él, nunca será Él. ¡Ah, no!, perdona; que el muchacho Bódalo es jienense y el legado del poeta está junto a los «aceituneros altivos» de los campos andaluces. ¡Eso es otra cosa!. A las gentes de Orihuela y Elche que nos vayan dando, por haber consentido que sus «papeles» y sus «cosas» -las del poeta/ cabrero- estén donde no deben estar, así es que puedes comparar a "nuestro paisano», «nuestro poeta», «nuestro hijo predilecto», ese que da nombre a una universidad, con quien te pase por el arco del triunfo; porque, total, no va a pasar nada y solo los gilipollas, como yo, vamos a poner el grito en el cielo. ¡Ale, a lo tuyo, que no es poco, pero que conste que sigo pensando, sin acritud, que al personal le falta media hora de horno!.