Al principio, parecía una buena idea. El Ministerio del Interior ha desmantelado la oficina de tramitación de denuncias por videoconferencia instalada en agosto de 2014, en pleno paseo Vista Alegre, en el centro de Torrevieja. La instalación pionera, bautizada como Ofipol, costó en torno a 150.000 euros, según los técnicos que en su día ubicaron esta cabina de aspecto robusto, futurista, con el color verde oliva distintivo de la Guardia Civil, con videovigilancia incorporada, servidores de fabricación alemana y blindada a intrusos una vez que el usuario accedía al interior. Pero eso es lo que ha fallado entre tanta tecnología. El elemento humano. Porque los potenciales usuarios no han llegado.

Durante estos dos años de funcionamiento tan solo se han tramitado formalmente tres denuncias, según ha podido confirmar este diario. El objetivo era acercar los servicios de las fuerzas de seguridad a la ciudadanía las 24 horas todos los días del año, evitar esperas y desplazamientos hasta el cuartel de la Guardia Civil de Torrevieja. El sistema pretendía que el denunciante conectara de forma directa y automática con un agente en el cuartel a través de videoconferencia, identificándose a través de un sistema de copia por escáner incorporado en la propia cabina y con la emisión de un recibo del servicio, que disponía además de cámaras de videovigilancia externa para evitar los actos vandálicos. Operarios de la brigada verde municipal se afanaban ayer en adaptar el pavimento del hueco que ha dejado la cabina, que desde 2014 también ha sido objeto de chanza para muchos torrevejenses, tanto por su escasa utilidad, como por su aspecto.

Comisaría

En julio de 2014 un secretario de Estado del Ministerio del Interior vendió Ofipol, en una visita a Torrevieja, como el futuro en la gestión de denuncias. Lo hizo al tiempo que descartaba la instalación de la Comisaria de la Policía Nacional. Un año después y ante la escasa repercusión del servicio, fue la Guardia Civil la que intentó publicitar la instalación explicando todas las ventajas de la denuncia por videoconferencia y añadiendo un uso más para la cabina: que pudiera ser usada en caso de agresión de algún vecino en la calle, como punto de protección física, una «habitación del pánico» callejera frente a agresiones, e incluso en un futuro usar Ofipol como servicio de revisión de armas. El Ministerio del Interior, en este caso, no ha publicitado la retirada del dispositivo. Para denunciar, de momento, los vecinos siguen prefiriendo a agentes de carne y hueso, sin que medie una pantalla.