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Opinión

Misioneros sin sotanas

La última perla de Eduardo Dolón ha sido exigir la dimisión fulminante de la edil Carmen Morate

Misioneros sin sotanas

Como azote de herejes, cual heredero del más rancio historial hispano, paladín y cruzado de la fe, se ha prodigado el exalcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, estos últimos días.

El actual vicepresidente de la Diputación Provincial, en su papelón de portavoz de la oposición del Partido Popular en el Ayuntamiento torrevejense ha estado arremetiendo contra equipo de gobierno pentapartito porque sus miembros apenas se han asomado a los actos y desfiles procesionales de la Semana Santa local.

La última perla o peladilla pronunciada por este misionero sin sotana, ha sido exigir la dimisión fulminante de la edil Carmen Morate, concejal de Los Verdes, amante de los animales y caracterizada por decir lo que piensa. Caiga quien caiga.

Se lamentó la edil, en apenas dos líneas, del ruido matinal de la Procesión del Encuentro del Domingo de Resurrección, plasmándolas, eso sí, en su perfil de «Facebook», donde escribió una frase preguntándose si era «algo denunciable» o un: «¿Estamos locos o qué?»

Dolón extrapoló estas expresiones al considerarlas «como habitual en el comportamiento» de la concejala y «exponente de actitudes y declaraciones mucho más propias de tiempos pasados en las que la señora Morate faltó al respeto una vez más a los muchos católicos que viven en nuestro municipio del que ella es concejal».

Desconozco a qué tiempos pasados se refiere el que fue alcalde de este pueblo. A lo peor, por su juventud, ha recordado lo que debió oír contar sólo sobre los de la II República hasta la rebelión militar. Yo nací en la posguerra.

Mis recuerdos son los de aquella época. Tiempos oscuros y tenebrosos, también para la religión, donde se debían dar explicaciones si no asistías a misa los domingos. Hasta los trabajadores salineros se veían obligados a perder el jornal para ir a la Iglesia.

Luego estaban las procesiones. En todas ellas y hasta no hace tanto tiempo los personajillos de este pueblo se daban codazos paras presidirlas lo más cercanamente posible a los gerifaltes de turno.

Entre otros recuerdos me quedó grabado uno muy brutal acaecido en una de ellas. Fue cuando la custodia bajo palio desfilaba por la calle. A su paso, en la acera, una persona no se quitó la boina de la cabeza. Bastó que uno de los que llevaban los varales del palio gritara: «¡¡Caballero cubierto ante el Santísimo!!» para que uno de los guardias civiles que lo escoltaban mandara la boina a hacer leches con un culatazo de fusil en la cabeza de su portador. Aquello, en aquel entorno, se veía normal.

En definitiva: Dolón el bueno -el malo siempre ha sido y sigue siéndolo su primo, el actual alcalde José Manuel- acusa a Morate de haber utilizado las redes sociales para lo que él considera faltarle el respeto a la Pasión.

Las subvenciones municipales llevan más retraso que el antiguo tren El Granadino. Por ello, la Junta Mayor no ha recibido aún sus 33.000 euros, al parecer vitales, para su sostenimiento. Aún y así para Eduardo Dolón la Semana Santa ha brillado sin esta ayuda ni apoyo institucional. Si él que se confiesa católico y dice que Morate acude a la Iglesia Anglicana lo cree, así será. La opinión general de las procesiones de este año va por otros derroteros.

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