El Mercado Medieval de Orihuela que puso en marcha en 2001 la Asociación de Fiestas de Moros y Cristianos de la mano de Antonio Franco y que llegó a convertirse en el «más grande de España», con más de 3 kilómetros de longitud, está más en el aire que nunca después de que ayer la Mesa de Contratación desechara la única oferta presentada, que llegó el último día y por la tarde. El grupo municipal socialista, a través del concejal Víctor Ruiz, fue el que hizo pública la noticia e informó a los medios de comunicación de algunas de las conclusiones de los técnicos para rechazarlo, entre las que citó que «resultaba insuficiente por no cumplir los requisitos técnicos», se advertía la «falta de elementos esenciales» o la oferta era poco concreta. El contrato estaba valorado en más de 94.000 euros.

La edil de Festividades, Mariola Rocamora, según testigos presenciales, asistió a la Mesa de Contratación con cara de no saber lo que se avecinaba después de que los técnicos hicieran por una vez esperar casi media hora a los políticos mientras que deliberaban qué hacían. Tras estar Ruiz, Rocamora o López-Bas (Ciudadanos) leyeron las conclusiones de su informe para dejarlo desierto. A la edil de Festividades y a dos semanas vista no le quedará otra que, si quiere celebrarlo, hacerlo a través de una adjudicación directa, saltándose el procedimiento reglado, algo que algunos miembros del equipo de gobierno del Partido Popular rechazaron de plano que pueda ocurrir.

¿Qué ha pasado para que montar el zoco medieval en Orihuela haya dejado de interesar? La respuesta no es fácil de resolver porque el equipo de gobierno no facilitó explicación alguna; de hecho, el diario constató que el canon por ocupación de vía pública, que había convertido el pasado mandato este zoco en una fuente de ingresos para el Ayuntamiento -en tiempos de Mónica Lorente (PP) el gasto público superaba los 300.000 euros- se había reducido desde los 30.000 euros que se ingresaron con Carolina Gracia (PSOE) como concejala de Festividades a los 6.000 euros que aparece en el pliego de Mariola Rocamora. Quizá una explicación aparezca en las bases del mismo, que obligaban a que el mercado tuviese una longitud mínima de 980 metros -la tercera parte de lo que ha llegado a ser- eliminándose zonas que antes sí eran de ocupación. Otras cuestiones más específicas tampoco ayudaron a seducir a empresas que antes se daban codazos por el contrato como, por ejemplo, el hecho de que la adjudicataria tenía que asumir una buena parte del homenaje que la Asociación de Moros y Cristianos tiene previsto dar a la figura de La Armengola cuando se cumple su 25 aniversario. El mismo tenía que realizarse en el Palacio Sorzano de Tejada e incluir desde paneles explicativos a proyecciones de las fiestas de Moros y Cristianos, trajes de las armengolas o regalos que estas han recibido durante sus años de vigencia del nombramiento. La adjudicataria, además, se comprometía a «proporcionar todos los elementos para la exposición».