Le llaman el Cristo de los Salineros porque la cofradía que pone en la calle cada Jueves Santo la imagen de la Crucifixión nació en el barrio del Acequión. Barrio de trabajadores de la sal, más popular y más torrevejense imposible. Y anoche, que fue la de tantos silencios como jueves santos se celebran, la cabeza vencida por la agonía de este Cristo de Torrevieja, volvió a romper las penumbras de su barrio precedida por la interminable hilera de cofrades que le acompañan.

Es la noche del divino misterio de la muerte humana, y como es costumbre, antes de arrancar la procesión hubo tiempo para los cantos de Pasión antes de que el silencio se extendiera por el recorrido, interpretados a la misma puerta del templo arciprestal por la Coral Francisco Vallejos. Comenzó con ellos el paisaje sonoro de una procesión que paradójicamente se llama en todas partes del Silencio. Una cartografía donde los pasos se dibujan con el sonido de los hachotes sobre el asfalto, con la cadencia grave del tambor y con los susurros del público comentando la belleza trágica del paso. De manera que cuando enfila el Salinero la carrera larga de la calle Campoamor, al espectador de fuera ya le ha quedado claro que esta procesión es otra cosa.

Menos multitudinaria que otros desfiles, su ecuador lo marcó el paso por el evocador Callejón del Turco, que este año mira al mar por primera vez en décadas. Aunque para el espectador de fuera pase desapercibida la importancia emotiva del momento. Dicen que es la de mayor recogimiento y la más sobria de la Semana Santa torrevejense, de lo que no hay duda es de la solemnidad de la noche. No hay caramelos.

La Tía Tortas

Media hora después de la medianoche salía desde la Plaza del Calvario la imagen de la Piedad. Aunque era costumbre que saliera a las doce la Junta Mayor ha decidido retrasar su arranque para que el final de su itinerario coincida con la recogida de la procesión del Cristo Crucificado dando lectura secuencial al relato evangélico. Procesión para incondicionales de lo local. Menos público también por lo avanzado de la hora y por un itinerario que hay que buscar porque no discurre por las céntricas calles del resto de procesiones. La interpretación de la conocida como «Pasión de la Tía Tortas» a cargo de la coral Manuel Barberá dejó otro de los retazos costumbristas de esta Semana Santa.

Por otra parte, la polémica se ha abierto hueco en las procesiones de este año, tanto por la ausencia de cargos del gobierno en la presidencia -decisión justificada en separar lo religioso de lo civil-; como por la numerosa presencia, en su puesto, de la oposición.

Hoy, a partir de las ocho de la tarde y a lo largo de las calles Ramón Gallud (ida) y Caballero de Rodas (vuelta), 14 cofradías, 18 pasos y miles de cofrades, músicos y costaleros convertirán la costumbre devocional en espectáculo cultural. Culminación de la puesta en escena pasional, Torrevieja saca para la ocasión todo su potencial imaginero y artístico.

Recomendable para los pequeños y mayores sin reparos hacerse con una de las bolsas de papel que patrocinadas por el comercio local servirán para recoger los típicos caramelos que endulzan la espera y los «plantones», incluidos los caramelos «vip» que se han impuesto en las últimas ediciones a base de bombones, monas con chocolate o detalle suculento si tienes la suerte de conocer a algún capirote que participe.