El gobierno en el Ayuntamiento de Torrevieja durante el anterior mandato municipal pidió «verbalmente» a la empresa de limpieza de edificios municipales, Limcamar, que reforzara el personal y las horas de limpieza muy poco después de iniciar el contrato municipal. Contrato que se adjudicó por 1,6 millones de euros y asumiendo 88 puestos de trabajo. Ahora la empresa reclama el pago de facturas por un sobrecoste que los anteriores responsables municipales no reconocen.

La contrata comenzó a trabajar en Torrevieja en agosto de 2014 y ha renunciado a llevar a cabo una prórroga del servicio a la que tenía derecho, por lo que dejará el servicio el próximo verano. Ahora, ha iniciado la reclamación por la vía administrativa de esos sobrecoste y ha pedido que comparecieran para dar cuenta de su versión -siempre por el cauce administrativo- al diputado provincial Eduardo Dolón y alcalde en el anterior mandato y la exedil Lola Sánchez, responsable de la limpieza de edificios municipales en aquel momento y que aparece en el recurso como impulsora del refuerzo.

Limcamar accedió al contrato asumiendo al personal y casi las mismas condiciones del servicio de la anterior contrata pero por casi 300.000 euros menos al año menos de lo que recibía la anterior contratista. Semanas después de poner en marcha la prestación la edil del área trasladó que el servicio era «insuficiente» en algunas dependencias como el Palacio de Música, Centro Cultural, el Teatro e instalaciones deportivas. La empresa asegura que fue en ese momento cuando Eduardo Dolón «encargó de manera verbal y por razones de urgencia e interés social la inmediata restauración del servicio en la forma que se venía prestando» antes de la llegada de la nueva empresa» en cuanto a frecuencias de limpieza, horas de servicios y mantenimiento de personal. El exalcalde y la exedil no asumen que solicitara esos servicios verbalmente y mantiene que lo que se encargó fue un modificado del contrato para incorporar las mejoras durante el 2015, que al parecer, no se llevó acabo finalmente, según ha podido confirmar este diario. Limcamar está ahora reclamando esos importes en cuatro facturas correspondientes a 2015 y dos de este mismo año, aunque las cantidades no han trascendido. Mientras que la empresa dice que llevó a cabo el refuerzo que le pidieron, al margen de si se hacía efectivo el modificado al alza, los anteriores responsables municipales indican que siguieron haciendo la limpieza con los mismos recursos.

Facturas

El actual gobierno de cinco partidos ha iniciado el expediente para adjudicar un servicio que debería estar listo para el próximo verano. La renuncia de Limcamar a prorrogar la contrata, una decisión poco habitual en este tipo de prestaciones, refleja que la adjudicación se realizó en condiciones que la mercantil esperaba modificar al alza. Limcamar llegó al Ayuntamiento en agosto de 2014, tras haberse declarado desierto un proceso de adjudicación en 2013 - al no interesar el precio de licitación a la baja a las dos ofertantes-. Finalmente obtuvo el servicio con una baja sustancial manteniendo los puestos de trabajo. La de forzar un modificado al alza de un contrato recién adjudicado es una práctica relativamente habitual en la prestación de servicios en el sector público cuando una firma se lleva un contrato por la oferta económica a la baja que ha realizado.