No es fácil luchar contra la enfermedad durante un año y medio y mucho menos decir no a ser el porta-guión que abre la Procesión del Perdón en Orihuela. Ayer la periodista Rocío Valle tuvo el honor de portar uno de los símbolos más queridos de la Semana Santa de Orihuela. Y lo hizo tras una recepción emocionante en el Casino Orcelitano, vestida con los colores del tercio de María Santísima del Perdón, ante un centenar de cofrades que encabezaba el presidente Manuel Franco, quien muchas veces se había encargado de presentar al elegido pero nunca, probablemente, contando una historia de emociones y sentimientos que nació aquel día que volvió a verla después de muchos meses y no la reconoció pese a esa sonrisa que es inconfundible.

En agosto le hizo el ofrecimiento y tuvo que repetírselo varias veces porque la despierta periodista no se creía lo que estaba oyendo. Si a los 25 años del nacimiento de la Cofradía el honor de ser porta-guión fue del Ecce-Homo y a los 50 Tomás Sáez, ahora, le tocaba a ella. Con sólo 27 años.

No hace falta contar lo que ha ocurrido desde ese agosto hasta ahora. La encomienda a la Virgen y la historia emocionante de estos meses de lucha hasta ayer cuando, en mitad del principal salón del Casino, dijo un: «...Y estoy aquí» y rompió a llorar mientras los hermanos la aplaudían y otros también se emocionaban. Bajo los capirotes que anoche desfilaron por las calles de Orihuela aún resuenan las palabras de Rocío Valle, un ejemplo a seguir. Un ejemplo a imitar.