La lectura del pasaje del evangelio de San Lucas titulado «Bendito el que viene en nombre del señor», donde se relata la entrada triunfal del Mesías en Jerusalén, fue recibida ayer con júbilo por la gran multitud de feligreses que abarrotaron la Iglesia de las Santas Justa y Rufina para participar en la tradicional bendición de ramos y posterior procesión de las Palmas presidida, un año más, por el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui. Como viene siendo tradicional el prelado acompañó a los oriolanos durante la primera jornada de la Semana Santa que «inaugura la celebración de los misterios de la Pasión y Resurrección de Jesucristo».

La banda «Christus Vincit» compuesta por alumnos del Seminario Diocesano de Orihuela y músicos de la Escolanía de la Catedral fueron los encargados de poner la nota musical tanto a la celebración de la bendición de palmas y ramos como al posterior desfile hasta llegar a la Catedral del Salvador, donde se ofició una eucaristía. Un camino en el que Jesús Murgui invitó a los fieles a «acompañar con nuestros cantos al Señor para que participando de su cruz merezcamos un día tener parte en su resurrección y entrar en el Jerusalén del cielo».

En la comitiva participaron asimismo representantes de la Junta Mayor de Cofradías, Hermandades y Mayordomías, la corporación municipal y miembros del tejido asociativo oriolano. Se trata de una procesión en la que, al contrario de las demás, el clero se posiciona al principio, y los cargos de la Semana Santa, las autoridades y el pueblo tras él.

La jornada diurna en Orihuela se desarrolló con el carácter festivo que caracteriza la primera mitad del Domingo de Ramos y fueron cientos de familias las que participaron con niños y jóvenes en el acto portando sus palmas y ramos. Otras muchas acudieron asimismo al lugar de los actos como espectadoras para también ser partícipes de una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional que hasta el próximo Domingo de Resurrección saca a la calle buena parte del exquisito patrimonio de imaginaría religiosa que atesora la capital diocesana.