Esta, ¿qué me estás contando?, es una expresión muy de los chavales de ahora, dados a «volver locos» a los «santones» de la Real Academia de la Lengua, obligándoles a trabajar a destajo para actualizar los «palabros» del diccionario. Estos -los de la RAE- tienen más faena que un investigador de enfermedades raras. Mi yerno, Carmelo, utiliza una variante más personalizada, ¿qué me cuentas, Cristian?, como queriendo darle un toque más coloquial a la cosa, pero sin pasarse, porque no comulga con las ideas «podemistas», sobre todo después de que mosén Pablo Iglesias se haya convertido en «el Señor de los Achuchones/Morreos», y, además, Carmelico «el Puro», es educado. Pues bien, una vez roto el hielo para empezar a desparramarme, espero acertar explicándoos lo que pretendo decir. Dicho lo dicho, me meto en harina, porque no es cuestión de haceros perder vuestro tiempo, que, seguramente, será más valioso que el mío.

En los últimos días, y a tenor del Caso Noos, me he dado cuenta de que -otra vez- se ha abierto la veda contra el Borbón. Antes el objetivo fue don Juan Carlos -recuérdese, entre otros, el «affaire» africano del elefante, por el que, por primera vez en la historia de la Casa Real, el rey reconoció que se había equivocado y aseguró que «no volverá a pasar»-; ahora le ha tocado a su hija Cristina, sin olvidar la cantidad de rumores y chistes que surgieron cuando se conoció «la relación» Letizia/Felipe. Hay que partir de la base de que a los Borbones -en general- nunca se les ha tenido mucho aprecio en España, por su ascendencia «gabacha», por lo que todo lo que se les diga «siempre será poco» para «saciar» la «guasa» innata de los españoles. Eso sí, se quiera o no, Juan Carlos, antes, y Felipe, ahora, han sido y son, jefes del Estado y, como tales, merecen respeto. A don Juan se le dejó tranquilo, tal vez por aquello de que fue «hijo de Rey, padre de Rey y nunca Rey». ¡Y no hablemos de Alfonso XIII!.

En ese todo vale, al Borbón no se le pasa una, mientras que al resto de los españoles se nos tiene que permitir todo. Quiero dejar claro que no soy muy partidario de algo que considero rancio, la Monarquía, pero a la que respeto por ser la forma de gobierno que elegimos los españoles -aunque inicialmente nos fuera impuesta por Franco- cuando aprobamos una Constitución en la que se asegura que «España es una Monarquía Parlamentaria». Felipe está bajo el control de los poderes legislativo y ejecutivo; es decir «reina, pero no gobierna». Bueno, pues, a raíz del Noos, me asaltan dudas, pero, tranquilos, no son «existenciales». Por ejemplo, ¿por qué cuando la «ciudadana» Cristina de Borbón y Grecia se niega a responder preguntas que no sean de su defensa se dice que «tiene un juicio a la carta» -Virginia López Negrete, abogada de Manos Limpias, dejó entrever un presunto trato de favor, por ser quien es- y, sin embargo cuando el no menos «ciudadano», abogado y «español» -aunque no quiera-, Francesc Homs i Molist hace lo mismo -negarse a responde a las preguntas de la acusación, en el juicio por el plebiscito catalán del 9N, argumentando que está siendo víctima de un juicio político- nadie rechista o se dice que está en su derecho?. ¿Qué pasa; Cristina no tiene los mismos derechos que Homs?. ¿Qué me estás contando, Cristian?. ¡Me empadrono mañana mismo en Andorra, como Tita Cervera, que también tiene «sangre azul» de nacimiento -jejejeje-, como los Borbones, y a ella, por mucho que monte el pollo encadenándose para que no corten los árboles del madrileño Paseo de la Castellana, se le permite todo!. ¡Yo no quiero ser menos!.

¿Te cuento más, Cristian?. Lo del Caballo de Troya no es una «batallita» de «abuelo cebolleta»; ¡es real como la vida misma!. Los catalino/polacos tienen muy claro su libro de ruta y lo siguen a rajatabla. A ver; ¿por qué si no quieren ser españoles tienen representación en el Congreso de los Diputados?. ¿Será que asumen lo de «si no puedes con tu enemigo, únete a él»?. Y han dispuesto su particular Caballo de Troya en la Carrera de San Jerónimo para, entre otras cosas, reivindicar, a través de ERC, «mogollón de pelas» procedentes de los bolsillos de los españolitos para financiar la «República Independiente de su Casa. ¡Coño, que llamen a Ikea!.

¡Hablando del Congreso!. ¡Me revienta que los «pseudo progres, trasnochados y caducos» inventen expresiones no reconocidas por la RAE, pretendiendo hacernos creer que somos más tontos que Pichote; no puedo, lo siento!. ¡Los adjetivos «neutros» engloban el masculino y el femenino!. Los políticos se han encargado de fomentar la expresión «zapaterista» de «españoles y españolas», cuando utilizando el primer término se engloba a los dos géneros, por lo menos eso me enseñó Manolo Funes en el instituto. ¡Ahora pasa lo mismo con el Congreso!. No sé quién es el listo/a que propone quitar lo de «Diputados» y dejar solo «Congreso» en aras de la Ley de Igualdad. ¿Y qué me dices del desprecio de la alcaldesa de Barcelona al Ejército, prohibiendo que participe en una feria educativa? ¿Qué me estás contando, Cristian?. ¡En esas «tontás» estamos!. ¡Menos samba y más trabajar!.