No son músicos, ni aspiran a serlo, ni tan siquiera un grupo profesional de canto, pero tampoco necesitan serlo para poner los vellos de punta a los oriolanos con los cánticos que, desde anoche y durante una semana, recorrerán las calles de Orihuela para recordar a sus habitantes la Pasión de Cristo. Unos cánticos que han pasado de generación en generación durante más de 400 años para mantener viva una tradición que «es un sentimiento», explica el presidente del grupo de cantores, que retomó su actividad tras la Guerra Civil.

Esto es lo único que explica que este grupo de cantores oriolano trasnoche durante toda esta semana, a costa de su descanso, para llevar estas melodías a las calles de ciudad, a partir de las 22 horas. Anoche, y como hacen en la primera jornada de los cantos de la pasión, comenzaron media hora antes para rendir homenaje al caballero cubierto, una de las figuras singulares de la Semana Santa de Orihuela, y que le otorga el privilegio de acceder a un templo sagrado sin descubrirse. Se da la circunstancia de que este año, el caballero cubierto, Tomás Sáez, es miembro del grupo paralelo de los Cantores de la Pasión Federico Rogel, por lo que aún lo hace más especial.

Hasta hace unas décadas, la única vía de acceso era por descendencia. El canto pasaba de padres a hijos. Sin embargo, actualmente está abierto a todo aquél que quiera participar, tenga «el sentimiento», y, por supuesto, cierto nivel de voz.

Aunque actualmente los ensayos, que empiezan semanas antes de la Semana Santa, tan solo se centra en los temas de La Pasión, el grupo, formado por 38 integrante, ampliará su repertorio próximamente para poder llevar sus voces por la ciudad y por toda la comarca durante todo el año.