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La ubicación de la planta de transferencia sigue en el aire

Lo único que se conoce es que estará gestionada por la empresa pública Vaersa para evitar que sea un negocio

El debate sobre dónde ubicar la planta de transferencia sigue en el aire, pero el director general de Calidad Ambiental de la Generalitat, Joan Piquer, desveló esta semana un dato más. Esa instalación se gestionará mediante la empresa pública Vaersa, alejando así la sombra de empresarios hambrientos por gestionar un negocio que genera suculentos beneficios y mientras se libra la batalla judicial contra Cespa-Ortiz por haberle arrebatado el jugoso contrato del Plan Zonal. Tanto Piquer como Pineda admitieron que ya hay alguna posible localización para esa planta, pero afirmaron, sin rubor, que por ahora prefieren mantenerlo en secreto. «Es lo prudente».

Mientras tanto, colectivos como la asociación de Albatera No al Vertedero y Vertivega dejaron claro a Pineda y al resto de miembros del Consorcio que la planta de Algimia de Alfara, esa que se les mostró como el paradigma del tratamiento de los residuos, es para ellos un fiasco medioambiental ya que más del 40% de los residuos acaban siendo enterrados a la vieja usanza, es decir arrojados a una zanja en la tierra. Dejaron claro que si lo que propone el Consorcio y la Generalitat es lo visitado en Valencia, tendrán el rechazo frontal de los colectivos vecinales, que alegan que existen otras tecnologías que generan un residuo cero, es decir, que no habría que enterrar nada y no haría falta vertedero como tal.

Ahora son los socialistas con Manuel Pineda al frente los que tienen que ir marcando los pasos para solucionar el entuerto de la basura. En sus casi cinco meses de mandato en el Consorcio da la sensación de que apenas se ha avanzado nada para habilitar al menos la planta de transferencia de residuos. El miedo al rechazo social, alimentado por unos y por otros según convenía, es ya tan grande que incluso se baraja la opción de tener que pagar una campaña de concienciación ciudadana para explicar la necesidad de esa instalación.

Después tocará algo más difícil todavía, que es resolver la patata caliente de dónde disponer una planta de basuras que sigue teniendo dos posibles ubicaciones: Albatera o Torremendo. Eso es algo que reconocen casi todos los alcaldes, aunque sólo lo dicen en petit comité.

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