El tapiado por parte del Ayuntamiento de puertas y ventanas de la Plaza de Toros de Orihuela para poder capturar a los gatos y evitar la entrada de personas al coso en ruinas ha reabierto el debate sobre el futuro de un edificio que lleva casi dos décadas en estado de abandono sin que nadie le dé una solución. Una respuesta que tampoco llegará este año al no existir una partida de inversión para ello, según adelantó ayer el edil de Ciudadanos (C's), Juan Ignacio López-Bas, quien ayer visitó el coso junto a la edil de Sanidad, Noelia Grao (PP), acompañando a una pareja del Seprona tras la denuncia de varios vecinos que entendían que el tapiado de las instalaciones encierra a los gatos que allí viven, dejándolos sin agua y sin comida, algo que ambos políticos aseguraron que no es cierto.

El cerramiento que se realizó el miércoles es un parche más a la espera de solución que sigue siendo una incógnita y, como apuntó López-Bas, tendrá que esperar «al menos al 2017», aunque ni siquiera hay un consenso sobre lo que debe hacerse sobre el coso: remodelar, derribar o construir otro, o dedicar el espacio a otra infraestructura.

El portavoz de Ciudadanos, quien participa con el Partido Popular en la gobernabilidad del municipio junto a las otras dos ediles «naranjas» pero sin competencias ni firma, opinaba al respecto de este asunto que «mantener el edificio como plaza de toros es una barbaridad; no sirve. Yo apostaría por la limpieza de ese solar. Construir una nueva es antieconómico. Habría que hacer otra cosa». Aunque, en opinión del edil, «si se quiere hacer un edificio circular que puntualmente pueda servir como plaza de toros, no me parece mal, pero una plaza propiamente dicha, no tiene sentido», ya que su amortización no sería posible y sí mediante su aprovechamiento para otras actividades.

«No se salva nada»

Durante la visita que realizó junto a la concejala pudo constatar una vez más el mal estado de las instalaciones de las que «no se salva nada, lo único que se podría conservar, por su interés, son los sillares, pero no está claro que los cimientos del edificio aguanten» dado el avanzado estado de ruina en el que se encuentran.

El último anuncio sobre el futuro del edificio lo realizó en 2013 el entonces edil de Urbanismo, Antonio Zapata (PSOE), quien dio a conocer un proyecto de derribo que nunca se ejecutó ni se aclararon los motivos. Lo cierto es que la necesidad de actuar en el coso, ya sea para una remodelación o una demolición, se hace cada vez más necesaria dado el estado en que se encuentra, que sufre numerosos desperfectos, con techos y paredes parcialmente derrumbados. El estado de la fachada no es mucho mejor, pues son varios los desprendimientos que ha sufrido en sus paredes y ventanas, empobreciendo además la imagen de la zona que es utilizada por muchos vehículos para estacionar y lugar de paso. Este año sí sería posible más parches en función de cómo evolucione el estado del coso.