Eugenio fue un humorista catalán que, por lo visto, ha creado escuela o, por lo menos, tiene imitadores, aunque ya se sabe que las copias suelen ser peores que los originales. El humor de Eugenio era absurdo y gran parte de su carisma radicaba en su semblante serio y su vestimenta negra; decía que sólo se reía «cuando cobraba». Las apariciones del catalán en la tele de ahora estarían prohibidas, puesto que salía fumando (Ducados) y bebiendo (vodka con naranja o limón). Era un «cuentachistes», aunque él decía que eran «cuentos cortos». Y siempre los empezaba con la misma muletilla: «¿Saben aquel que dice?» (en castellano para quienes no dominen la lengua del presunto trincón Jordi Pujol). Era una «rara avis», porque siempre se había dicho que los «catalino/polacos» tenían menos gracia que un «torero al otro lado del telón de acero», que canta el maestro Sabina.

En Orihuela también tenemos un «cuentachistes» que, por sus rasgos físicos -semblante serio-, muy bien podría ser la reencarnación de Eugenio, aunque éste -nuestro paisano, no el catalán- no viste de negro y tampoco va en mangas de camisa al estilo del «podemista» Iglesias -¡vade retro Satanás!-; además, no sé si beberá -ni mucho ni poco-, pero de lo que si estoy seguro es de que no fuma. La gran diferencia, no obstante, es la gracia con que el uno y otro cuentan los chistes; el catalino/polaco lo hacía muy bien.

Eugenio tenía un gracejo especial para hacer de su acento catalán una de sus señas de identidad. Caía bien el tipo, era buen profesional y se ganaba la vida con lo suyo, hasta el punto de que, junto a Paco Arévalo, era de los que más cintas de casete preñadas de humor vendió en su época, mientras que nuestro «cuentachistes» tiene un carácter/semblante como más agrio, aunque a lo mejor en las distancias cortas es un personaje «campechano» y tiene un «no sé qué, que qué sé yo» por aquello de que -según cuentan- ha «corrido mundo». Prometo hacer todo lo posible para tomarme un café con él -el mío descafeinado y con sacarina, evidentemente- para conocer mejor a nuestro «cuentachistes».

¡Alfredo Di Stefano sí tenía gracia para decir cosas; no como yo!. La «Saeta Rubia», como le bautizó don Santiago Bernabeu, fue, para mí, el jugador de futbol más grande que ha habido y acuñó frases ingeniosas; algunas han pasado a los anales de la historia futbolera. Por ejemplo, aseguraba que «marcar goles es como hacer el amor; todo el mundo sabe cómo se hace, pero ninguno lo hace como yo». Podría entenderse que el expresidente honorífico del Real Madrid era un pedante/prepotente por decir estas cosas, pero es que ¡jugaba como los ángeles y se le perdonaba todo, porque tenía razón!. Sin embargo, esa frase dicha por otro quedaría chabacana, como la bravuconada del papá de Miguel Bosé, esposo de Lucía Bosé y torero, Luis Miguel Dominguín, cuando aireó a su cuadrilla la «corrida benéfica» que tuvo con Ava Gardner. ¡Pues eso, que para decir o contar según qué cosas hay que tener cierta gracia, porque de lo contrario se corre el peligro de meter la pata y hacer el ridículo!. Mirad, cada uno debe conocer sus limitaciones y, en mi caso, yo soy muy malo contando chistes -«acudits», que diría Eugenio- y cuando lo hago procuro hacerlo en la intimidad -como cuando José María Aznar hablaba con sus «amigos» catalanes-, porque, verdaderamente, doy pena, pese a que quien me escucha «suele dibujar» una más que forzada sonrisa para no hundirme en la miseria; soy consciente de ello y lo asumo con resignación franciscana.

¡Sí; en estos últimos días la cosa ha ido de chistes y me he «desconojao», aunque no sé si de la risa o de la pena!. No hace mucho le di -según dicen- un «pullaso» a un concejal «sosiata», Víctor Ruiz, recordándole el famoso «efecto boomerang», ¿os acordáis?. Pues los del principal grupo opositor en la Casona de la Esquina del Pavo han vuelto a dejar la puerta abierta para «meterles mano» -¡pero sin mariconadas!-, porque ¿a quién se le ocurre hablar de la rehabilitación, por ejemplo, del Molino de la Ciudad, que es de propiedad privada, cuando se tiene la casa hecha unos zorros, léase Palacio de Rubalcaba o Plaza de Toros, por citar algunos ejemplos, que son de propiedad pública?. Pero lo más desternillante es que los del puño y la rosa -símbolos recuperados por, según Rajoy, el «bluf» Pedro Sánchez- reclaman algo que podían haber hecho ellos, porque no olvidemos que en la anterior legislatura, con verderoles y liberatas/claretistas, mandaban o cobraban como si mandasen. ¡Está feo tirar la piedra y esconder la mano, como el que no se sabe contar chistes y pretende hacernos reir con una gilipollez!.

Por cierto; no os preocupéis, «los moros», con subvención municipal o no, saldrán a la calle este verano, porque es una Fiesta que organiza el pueblo, no el Ayuntamiento!. ¿Otro chiste?. ¡Va uno y se muere; moraleja, no vayas!. ¿A qué es malo?. ¿Otro?; ¡PSOE-Orihuela (Antonia Moreno) inicia una cruzada contra el PP-Consell por un edificio/juzgados y no resuelve nada; ahora PP-Orihuela hace lo mismo contra PSOE-Generalitat y se puede solucionar el problema!. ¡Pa chistes estamos!.