Antonio Martínez-Canales volvió anoche a la ciudad que le vio nacer para glosar una de las tradiciones de Orihuela, en un pregón encendido de sentimientos, sueños y reconocimientos. Tras repasar los recuerdos de su infancia, entre palmas blancas, tambores y baquetas que eran libros y bolígrafos, ensalzó el papel de la mujer un hilo conductor a lo largo de su discurso en el cual muchas veces se apoyó en su madre, en su familia. «Una Semana Santa -dijo- que tiene alma de mujer, porque es la mujer la otra gran protagonista, la que en demasiadas ocasiones en silencio ha sido el verdadero motor, el hombro dispuesto a apoyar los valores, las ilusiones y las tradiciones. Hoy quiero reconocer en la Semana Santa el valor de la mujer por lo que soporta, expone y catequiza. La Semana Santa no sería lo mismo sin la mujer oriolana», dijo el decano del Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos de Alicante.

Pasó después a recorrer la Semana Santa de Orihuela, cofradía a cofradía, sin olvidar a Los Armaos -«...lo inicia una Centuria que tiene alma de Semana Santa, a la que vi pasar de niño tantas veces...», recalcó-, a los Cantores de la Pasión o al Caballero Cubierto, dejando mil y un detalle frase a frase que no olvidará ninguno de los asistentes, viéndose reflejados en un adjetivo, en un momento o en una emoción, la de él mismo. Comenzó por el Domingo de Ramos -«esa mujer que rota de dolor cada tarde de Domingo de Ramos en mi pueblo, con su hijo muerto en brazos, susurra al oído palabras de bálsamo y amor» o «mis Hermanos del Cristo de Zalamea, a golpes secos de hierros, portan la muerte redentora a ras del suelo» y acabó en el de Resurrección dejando una colección de preciosas frases: «Las mujeres del Lunes Santo nos traerán el agua limpia del pozo de Jacob», «Un huerto que deja adivinar el horizonte de plata y carmín forjado de historias e ilusiones, de verde de huerta y blanco de panadero, combinando entre los troncos retorcidos de olivos el rostro de quien pide pase de él el cáliz del sufrimiento», «se imagina la inmensa túnica de amor que cubre Orihuela cada Primavera en su Semana Santa», «cuando llega el Martes mi pueblo se debate entre el luto y el color púrpura, entre el azabache y los verdes, los dorados, los rojos y los azules; entre el final y la esperanza», «Otra vez bulle mi tierra, late con un sonido que acuna en susurro y termina siendo grito», «Bajará entre sus miradas "El Abuelo", balanceándose lento, andando sobre las cabezas de quienes lo esperan ansiosos», «imagino el sabor del viento a vainilla y a incienso, las luces en las velas de los monumentos, las puertas de las iglesias recibiendo y dejando escapar a la gente...», «Ese camino de redobles de tambor, sonido de bocinas y cantos que salen del alma nos han traído hasta esta Semana Santa...».

Orihuela ya está lista para su Semana de Pasión.