Manos a la obra, otra vez. Un total de 22 operarios en situación de desempleo han comenzado esta semana a trabajar en el marco de un taller que trata de recuperar la fábrica de hilado de cáñamo conocida como «La Porchá». Con una inversión de 255.000 euros, este proyecto persigue rehabilitar el edificio para incorporarlo a la ruta cultural de las labores del cáñamo y será utilizado también como un centro cultural para revitalizar uno de los barrios más humildes de Callosa.

Los operarios han recibido durante varias semanas clases especializadas en mampostería y pintura y es ahora cuando han pasado a la acción en este vieja fábrica construida hace décadas piedra sobre piedra. Su labor será mejorar los accesos al inmueble y consolidarlo para que se pueda convertir en un edificio de interés turístico. Sus dimensiones de 33 metros de largo por seis metros de ancho configuradas como una estructura diáfana servirán para recrear las labores de hilado de la antigua actividad del cáñamo cuando se organicen rutas culturales. Estas visitas guiadas parten del museo del cáñamo, siguen con una parada en una de las balsas en las que se sumergían las fibras vegetales y continúa en un obrador, que es el piso superior de las viviendas que antaño se reservaban para trabajar el cáñamo. Aunque el Ayuntamiento no dispone de ninguna de esas construcciones en propiedad, algunos vecinos ceden estos espacios para poder realizar las rutas cuando llegan visitantes. La última parada será pues la fábrica en la que se hilaban esas fibras, aunque también se prevé convertir en un centro en el que se puedan impartir talleres y otras actividades.

El taller de empleo se ha bautizado como San Roque II, algo que podría ser un pequeño homenaje a ese patrón tan venerado por los vecinos y cuya ermita se contempla desde la Porchá, al otro lado de la montaña. Y es a San Roque, a quién quizá se encomienden los callosinos para que esta vez el proyecto tenga un final feliz. Se que se trata del segundo intento de recuperación de este emblemático inmueble de piedra ubicado en las faldas de la Sierra. En 2014 se realizó otro taller de empleo presupuestado en más de 414.000 euros pero la fábrica se quedó a cielo abierto y fue pasto de actos vandálicos que acabaron arrasando buena parte de su estructura. Así, el taller sirvió para adecentar los exteriores y poco más que para mantener la estructura de las paredes. Además, el Ayuntamiento, que debía de invertir 170.000 euros, acabó destinando casi cuatro veces menos, por lo que el Servef acabó reclamando al consistorio que devolviera 131.764 euros dado que las cuentas no cuadraban.

Ahora se espera que la finalización de la obra en La Porchá permita relanzar el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural de las labores del cáñamo, que sigue en trámite desde hace varios años.