La reconversión de la vieja cantera de Cox para convertirla en un gran espacio verde visitable precisa de un importante proyecto para garantizar la seguridad de los usuarios. Antes de que este espacio se pueda abrir al público será necesario asegurar las rocas que se encuentran sueltas en las paredes del macizo rocoso que durante años se empleó como mina a cielo abierto. Y ese proyecto ha despertado interés entre los ingenieros de Montes que estudian en la Universidad Politécnica de Madrid, que han ofrecido su ayuda para realizar un estudio sobre el terreno para desarrollar un plan que ayuda a la restauración de este espacio.

Según explicó ayer el alcalde cojense, Miguel Ángel Gambín, y la concejala Beatriz Nadal, ejecutar ese plan de restauración será el primer paso para poder buscar luego la financiación que precisa esta actuación. Calculan que su coste podría superar los dos millones de euros y la Unión Europea podría afrontar parte las obras, pero lo primero es realizar ese estudio para poder delimitar qué trabajos se necesitan.

La rehabilitación de esta vieja cantera ubicada en la Vega Baja necesitará de múltiples estudios antes de poder abrir al público de forma segura. Se trata de una zona clasificada con un riesgo de sismicidad importante, de ahí que sea necesario evaluar y asegurar algunas de las paredes de la Sierra para que en el caso de que se produzca un seísmo, por mínimo que sea, no se produzcan desprendimientos de rocas en un espacio que está pensado como un lugar de ocio y esparcimiento. De igual forma será preciso realizar catas en el subsuelo ya que la antigua explotación de la cantera rellenó parte de los huecos con materiales cuya procedencia se desconoce, aunque se piensa que pueden ser escombros de obras.

Desde el consistorio apuntan que pretenden que los vecinos también opinen para diseñar entre todos el que aspira a convertirse a medio plazo en el principal espacio verde del municipio.