La situación de la huerta de nuestra comarca empeora día a día desde hace más de 40 años y ningún dirigente político hace nada. Existe ya cuatro décadas la presa de Ojós, una auténtica «guillotina» que corta las aguas del río Segura, una guillotina que condena a miles de personas de nuestra Vega Baja. El final de nuestro río, y las gentes que vivimos en sus riberas, ha sido ninguneado, maltratado e intoxicado bajo la responsabilidad de todas las administraciones: desde los gobiernos autonómicos de Murcia y Valencia, hasta el Ministerio y el Gobierno central.

En la Vega Baja hemos sufrido una contaminación brutal que provocó que desde Europa se calificase al Segura como uno de los ríos más contaminados de la eurozona, hecho que derivó en una gran unión y manifestación ciudadana. El pueblo quería soluciones para este tema, ya que era conocido que se contaminaba nuestra agua, nuestras tierras y se enfermaba a nuestras gentes.

Nunca se ha mirado por el interés de los regadíos históricos como son los del Bajo Segura, que tiene una historia entre 300 y 500 años y son similares a otros Patrimonios de la Humanidad nombrados muy cerca de nuestra comarca. Los dirigentes nunca han sido capaces de solucionar el problema estructural del agua -ese que ellos mismos crearon-, ya que se han encargado de especular con ella, permitiendo la apertura de nuevos campos de cultivos en zonas de secano, la construcción de megaurbanizaciones sin control y siguiendo con la contaminación de nuestro río con sus fábricas e industrias.

Los habitantes de la Vega Baja del Segura siempre nos hemos sentido ninguneados y maltratados por las administraciones, pero en lo referente al tema del agua aun más. Al ser la «cola» del río, se creen en la potestad de utilizar expresiones coloquiales como «el que venga detrás que arree» o «la mierda 'pa' los de abajo». Estos días nos volvemos a enfrentar a un nuevo caso de maltrato por parte de los regantes murcianos bajo el amparo de la administración, volvemos a ser ninguneados y obligados a ver cómo nos roban el agua en las narices sin poder hacer nada para evitarlo. Vuelven a querer estrangular el final del río Segura y con ello a sus gentes. Desde Almoradí y toda la Vega no lo vamos a permitir, no podemos consentir que nos expolien nuestros recursos, se los lleven para regar los campos que abrieron sin control y que encima pretendan darnos agua de mala calidad para regar nuestras tierras.

Exigimos una solución a este problema estructural que se ha ido pasando de unos a otros y se ha ido haciendo cada vez más grande. Debemos empezar a plantear soluciones realistas y justas entre todos los afectados. Se debe imponer la cultura del uso sostenible del agua, poco arraigada entre los habitantes del curso del río -y menos aún entre los dirigentes que han gobernado nuestras comunidades-.

Debemos empezar a gestionar mejor los recursos hídricos empezando por reutilizar las aguas residuales, optimizando al máximo el caudal del que disponemos. Se debería depurar todas las aguas así como disminuir la contaminación de nuestros cauces. Ahorrar en el consumo y mejorar las infraestructuras hídricas. Si no aprendemos a gestionar y cuidar lo nuestro, ¿con qué legitimidad pedimos a otras cuencas? Empecemos a ser ejemplares, impulsemos una cultura del agua del siglo XXI, seamos realistas y racionales en los consumos y también en las distribuciones, evitando grandes pelotazos.

Al hilo de esta polémica, no podemos evitar recordar aquellos cientos de autobuses que se fletaban hacia la vecina Murcia: cargados de agricultores y políticos. Protagonistas que exigían el «AGUA para TODOS». Desde nuestra comarca, algunos se sumaban a ese lema y hacían suyas esas reivindicaciones engañados y manipulados. Hoy, el agua que era «para todos», solo la quieren «para ellos». Estas gentes que, consciente o inconscientemente, pedían el agua detrás de las pancartas de la Vega, han sido traicionadas ya que se ha condenado a ellos y a toda una comarca.

Aunemos el esfuerzo entre todos y todas, luchemos por una cultura del agua digna para el Segura. Movilicemos a todos y todas los vecinos y vecinas de nuestra comarca. Porque necesitamos otra vez más salvar nuestro río. Por la defensa de nuestra tierra, nuestra huerta y nuestro Segura.