La sustitución del adoquín desde el Paseo Calvo Sotelo hasta más allá de la Plaza Santa Lucía, incluyendo la salida hacia Alfonso XIII, avanza a bien ritmo y cumpliendo los plazos para que a final de mes, los socavones, hundimientos y roturas en la calzada, que suponían un calvario para conductores y peatones, queden eclipsados por el asfaltado impreso que no solo mejora la estética y la durabilidad del pavimento a largo plazo, además hace mucho más fácil el tránsito por estas vías del núcleo urbano.

No hay más que recorrer el entorno de la plaza Santa Lucía para ver y sentir ese cambio. Los agujeros en la calzada provocados por los socavones provocaban al paso con vehículos auténticas montañas rusas por los innumerables baches a los que había que hacer frente. De hecho, el edil de Infraestructuras, Paco Sáez, apuntó durante la presentación de los trabajos que el Ayuntamiento había recibido reclamaciones por daños en los bajos de vehículos. Ahora, los deslizamientos de los coches por el pavimento son mucho más ligeros, salvando las características de este asfaltado impreso, pensado para reducir la velocidad en estos tramos.

Los peatones tampoco lo tenían fácil, pues los tropiezos y dificultades de andar por un adoquinado en tan mal estado eran una constante. Pero quienes lo agradecerán especialmente serán los tronos de la Semana Santa, pues «ya habían provocado algún que otro susto por los vaivenes de las imágenes al tropezar por uno de estos socavones».