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Pilar de la Horadada

El vertedero abandonado sigue ardiendo y amenaza el turismo de golf en la costa

Los vecinos de diez residenciales reclaman que los juzgados y el Consell actúen

El vertedero abandonado sigue ardiendo y amenaza el turismo de golf en la costa

Las fumarolas iluminan la noche en torno al canal del trasvase en el límite entre Pilar de la Horadada y Orihuela. No es un fenómeno de la naturaleza. Es la combustión de toneladas y toneladas de basuras sin reciclar y almacenadas durante años por las empresas de residuos de Ángel Fenoll. El vertedero abandonado, sin que se llevara a cabo una restauración y sellado en condiciones, y denunciado en 2014, está a escasos metros de los tres grandes campos de golf de Orihuela Costa, principal reclamo turístico de esta zona. Este recinto, al que el Ayuntamiento de Orihuela otorgó permiso en 1983 -pero situado en Pilar de la Horadada tras la segregación en 1986-, cesó su actividad a mediados de los noventa, ocupa más de 150.000 metros cuadrados, con lomas formadas por la acumulación de vertidos que se elevan más de veinte metros de altura. El olor, el humo y los gases que emanan de estos suelos alcanza cada vez de forma más habitual estos campos de golf, además de diez residenciales situados en el entorno del interior de Campoamor. Una zona que lidera, tras superar una profunda crisis, la construcción de viviendas turísticas en la Comunitat.

Los vecinos afectados, en torno a 800 propietarios de diez residenciales, el Partido de la Costa Claro y la plataforma Vertivega, han reclamado que el Seprona, la Fiscalía de Medio Ambiente, a la Gobierno Valenciano y al juzgado de Orihuela al que llegó la denuncia por un supuesto delito contra el medio ambiente que se metan de lleno en la investigación del impacto ambiental del vertedero en combustión y adopte medidas para atajar el problema. Impacto que se traslada un sector turístico con gran valor añadido como es el golf. «Los jugadores recorren alguno de los campos acompañados por el olor característico de este tipo de enterramientos», explican desde Claro.

Las empresas de residuos de Ángel Fenoll gestionaron este vertedero, que dejó, ya colmatado, presionado precisamente por las quejas de los promotores urbanístico. Se cerró, tras realizar «un proceso de restauración muy limitado», en opinión de José Manuel Lorente, miembro de Compromís en la Vega Baja. La misma fuente indicó que es a la empresa propietaria de los terrenos, Montepiedra, es a la que corresponde restaurar la zona a su estado natural anterior. En la zona no existen ni evacuación de lixiviados ni otro tipo de medidas de restauración, según los denunciantes. De hecho, sospechan que los lixiviados, un residuo líquido derivado de la descomposición de las basuras, podrían estar evacuándose a través de la rambla del Rio Nacimiento hasta La Glea.

Durante el periodo en el que los vasos de vertido estuvieron en activo, entre finales de los ochenta y mediados de los noventa, no se realizaba ningún tipo de selección y valorización de los residuos. Toda la basura que llegaba en camiones desde la mayor parte de los municipios de la comarca se enterraba y todo sigue ahí. Los pequeños «volcanes» que se han generado por la emisión de metano «están huecos» con el peligro real de hundimiento, advierten los denunciantes.

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