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Murallas de apenas centímetros

Un simple portal de mármol en una tienda supone una barrera insalvable para cualquier persona que se desplace en una silla de ruedas por la ciudad

Murallas de apenas centímetros

Carmen y Belén pasean a diario por la ciudad con su silla de ruedas impulsada por un motor eléctrico. Toman café en una cafetería junto al Puente Nuevo de Orihuela, donde esperan a INFORMACIÓN para contar de primera mano cómo es su día a día por la ciudad y las barreras a las que deben hacer frente. La cita en esta cafetería no es por casualidad. Se trata de una de las pocas que tienen su terraza al aire libre en la propia acera, sin tener que bajar ningún escalón hacia la calzada que impida que puedan sentarse como cualquier otro usuario.

Desde allí, desde el Puente Nuevo, realizamos un recorrido por las principales calles del centro de Orihuela, desde la Calle San Pascual hasta la Avenida de España. En contra de lo que pueda parecer, las infraestructuras urbanas están completamente adaptadas para que Carmen y Belén puedan desplazarse sin mayor problema. Aceras con sus respectivas rampas al inicio y al final de la vía, los mismos desniveles al llegar a los pasos de cebra... El primer problema surge al intentar ir de compras a un nuestro establecimiento que abrió sus puertas hace tan solo unas semanas.

Las obras de acondicionamiento del local, tras el cierre del anterior establecimiento, han acabado con la rampa que les servía de acceso, y ha sido sustituida por una plaza de mármol que, aunque apenas eleva el escalón poco más de diez centímetros, es insalvable para una silla de ruedas.

«Con lo que costó hace unos años que se cumplieran las normativas, para que volvamos otra vez al principio con los nuevos comercios», se lamenta Carmen». Toca pasar de largo: «ya no compro más ahí. Hace unos días, en la calle Mayor, me pasó lo mismo. Me sacaron un montón de chaquetones a la puerta (tampoco podía entrar), y aunque me gustó uno muchísimo, y me hacía falta, la dije a la dependiente que no le compraba hasta que no pusiera rampa y pudiese entrar».

A lo largo del recorrido, recuerda aquellas batallas ganadas por la asociación como «la rampa para acceder a la Plaza Nueva», o comercios que en su día sí accedieron a realizar las adaptaciones oportunas para hacerlos accesibles, una adaptación que causa que, al final «ganemos todos».

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