El Ayuntamiento de San Miguel de Salinas ha ordenado la paralización de las obras de roturación y desmonte denunciadas hace unos días en el Cabezo de La Mina por la Asociación de Vecinos y Amigos de Sierra Escalona. El concejal de Urbanismo, Sergio Correas, especificó que la orden de paralización se produce por la carencia de licencia de movimientos de tierras y desmonte que requiere este tipo de actuaciones sobre suelo no urbanizable, no porque esté protegido de forma genérica. Correas especificó que paradójicamente en el Plan General que los tribunales han tumbado a instancias de los ecologistas esa zona estaba protegida. Pero no así en las Normas Subsidiarias por las que se ha vuelto a regir el urbanismo local tras la resolución ese terreno es no urbanizable pero sin protección ambiental.

Correas explicó que los promotores de la roturación, que tiene presumiblemente un objetivo de transformación agrícola de secano a cultivos de riego, acudieron al Ayuntamiento para especificar que iban a iniciar esta actuación y la administración local les advirtió que necesitaban esa licencia, que finalmente no tramitaron. El concejal especificó que el Ayuntamiento más allá de la paralización no puede determinar ni con sus medios, ni cartográficamente si el desmonte y roturación ha afectado a zonas forestales, que sí están protegidas de forma genérica, al margen de lo que diga el planeamiento de cada municipio. Tampoco si la actuación podría haber dañado el yacimiento de la edad del bronce catalogado en la misma zona.

Regadío

El concejal de Urbanismo especifica además que si la transformación a regadío que se pretende y que ocupa unas diez hectáreas de terreno, no cuenta con dotación de agua es algo que debería clarificar la Confederación Hidrográfica del Segura.

Las roturaciones sin licencia de zonas forestales en el entorno de Sierra Escalona son una constante en los últimos años pese al grado de protección de algunas zonas en las que se han producido, tanto en los términos municipales de Orihuela, como Pilar de la Horadada y, en especial, San Miguel de Salinas -ante la pasividad municipal, en opinión de los ecologistas, estuviera o no protegido el terreno.