Un año más, y ya son ocho, el Concurso de Drag Queen de Torrevieja volvió a conquistar al público de la ciudad gracias al desparpajo, la alegría, el sentido del humor y la «cara dura» de los siete participantes que compitieron por ser «la más queen» de la ciudad salinera. Este año, el escenario pasó del Teatro Municipal a la carpa de las Eres de la Sal, al haber cerrado el nuevo equipo de gobierno el teatro. Así, se consiguió más aforo para el espectáculo, que cada año colgaba el cartel de completo al agotar las 600 localidades. Las 900 del recinto pudieron albergar todo aquel que acudió a conocer la identidad de la otra reina del carnaval torrevejense. No en vano se trata de uno de los eventos más multidinario tras los desfiles de carnaval y las murgas (las tradicionales chirigotas).

Caras conocidas, como Impero Drag, que este año acudió como coopresentadora de la gala y conocida por buena parte del público de la comarca, al ser vecino de Daya Nueva, junto con participantes venidos desde Sevilla, Málaga y localidades de alrededor como Murcia o Elche, hicieron las delicias de un público entregado y entusiasmado con el espectáculo.

La música, las luces, las purpurinas, las plumas y los disfraces fueron los protagonistas de una noche donde hubo espacio para la crítica con mucho humor ácido a diferentes aspectos de la sociedad, que arrancaron buenas dosis de carcajadas entre el público. El certamen se va profesionalizando cada año, y a él acuden participantes que han conseguido hacer del «mundo drag», toda una carrera profesional.

La espontaneidad, la puesta en escena, el vestuario y maquillaje y el desparpajo con el público fueron los aspectos que el jurado tuvo en cuenta para elegir al ganador del concurso, que al cierre de este edición aún no había sido revelado.