La Santa Faz realizó ayer su mayor viaje en 500 años, con su traslado desde el monasterio donde se custodia hasta la catedral de Orihuela. La reliquia pasó por las iglesias alicantinas de Los Ángeles y la Misericordia, antes de llegar a la concatedral de San Nicolás, donde a lo largo de cinco horas pudo ser contemplada por cientos de fieles. Ya por la tarde, el histórico periplo de la imagen culminó al ser llevada entre grandes medidas de seguridad a Orihuela, donde también tomó parte en distintos actos religiosos.

La intensa jornada comenzó a las 10 de la mañana en el Monasterio de la Santa Faz. Cumpliéndose a rajatabla el horario previsto, la reliquia se sacó del camarín y se llevó hasta el altar principal del templo, donde se colocó sobre la base de la urna en la que se custodiaría en su recorrido hasta Alicante. Una vez tapada, y ante la alegría de las aproximadamente 30 personas que se habían congregado en el interior del monasterio para seguir este momento -entre ellas, el edil alicantino Carlos Giménez-, se condujo hasta el «Fazmóvil», una camioneta con remolque descubierto, en el que la Santa Faz se llevaría a Alicante y después a Orihuela. Esta operación contó con un importante dispositivo de vigilancia por parte de la Policía Local y la Policía Nacional.

A su llegada a la concatedral de San Nicolás, casi justo al mediodía, después de haber pasado por las parroquias de Los Ángeles y La Misericordia, la imagen fue recibida al cántico de «Faz Divina Misericordia». Al mismo tiempo, dejaban de tañer las campanas, que habían estado sonando durante gran parte de la mañana como muestra de júbilo. Colocada sobre el altar, dentro de su urna, la Santa Faz fue la protagonista de la misa, presidida por el vicario episcopal. La concatedral se abarrotó de fieles, atentos al momento de vivir un momento especial como éste.

Otro instante especialmente emotivo para los devotos de la Santa Faz fue la salida de la reliquia del templo, que tuvo lugar poco después de las cinco de la tarde. El portón de la concatedral se abrió y la imagen, llevada a hombros, fue colocada sobre la base de la urna protectora, al mismo tiempo que las campanas repicaban. En medio de aplausos comenzaba el camino hacia Orihuela, que en la ciudad de Alicante discurrió por vías céntricas -y con un gran número de transeúntes a esa hora, que contemplaban el paso de la comitiva con cierta sorpresa- como las avenidas de Alfonso el Sabio y Maisonnave. La ruta tendría una breve parada en la sede de la Policía Local de Alicante en el barrio de Babel, para portar la reliquia en un vehículo más adecuado hasta las afueras de Orihuela.

Una vez en la ciudad monumental, la reliquia se trasladó hasta la Casa Madre de las Carmelitas, donde fue extraída de la caja utilizada para su trasporte y elaborada para la ocasión. Una vez devuelta a la misma urna que la portó durante todo su recorrido por las calles alicantinas, los costaleros de Nuestro Padre Jesús, la trasladaron hasta los escasos 50 metros que separa la casa de las Carmelitas del Ayuntamiento, donde protagonizó un emotivo encuentro con la imagen de la Verónica, entre las réplicas de campanas de la iglesia de las Santas Justa y Rufina, completamente abarrotada,la banda de música y el sonido de los fuegos artificiales.

La Santa Faz entró así en la iglesia oriolana, donde se realizó la entrega de la reliquia a los Síndicos Custodios de Orihuela, y que se encargarán de que la pieza sea devuelta a la capital tal y como llegó a la ciudad, antes de comenzar la procesión que la llevaría hasta la Catedral de la ciudad. Allí se realizó una misa en honor a la reliquia que precedió a la adoración de la misma, y donde centenares de devotos se concentraron hasta la medianoche. El obispo de la diócesis Orihuela-Alicante oficiará esta tarde, a la, la misa de despedida antes de que vuelva de nuevo a Alicante.