El Servicio de Protección a la Naturaleza de la Guardia Civil y los agentes ambientales de la Generalitat investigan la roturación de unas diez hectáreas de suelo forestal en término municipal de San Miguel de Salinas, en las inmediaciones de la finca de La Zafra. Se trata de un paraje con un gran valor ambiental, donde nidifican rapaces como búhos reales, con endemismos de flora muy singulares por la abundancia de suelos yesíferos y con la presencia de un yacimiento arqueológico íbero, amenazado ahora por estas las obras.

La asociación de vecinos «San Miguel Arcángel» y la Asociación de Amigos de Escalona (ASE) son las dos entidades que han denunciado estas obras de deforestación -también ante el Ayuntamiento y la Conselleria de Cultura- en las laderas del Cabezo de «La Mina» y la casa de Lo Zafra. Las obras «han deforestado» las zonas más elevadas que estaban cubiertas de pinos, además de roturar las laderas del Cabezo y sus inmediaciones, según figura en la denuncia. La actuación de las máquinas se ha desarrollado en los últimos días y es muy evidente desde la carretera que conduce desde el cruce de la CV-95 de San Miguel hacia la carretera de Torremendo.

El Cabezo de La Mina forma parte de las estribaciones montañosas, que junto con el alto de Los Rufetes y la Loma Larga, bordean por la parte nororiental el pantano de La Pedrera, y conforma un enclave de alto valor ecológico, según mantienen los colectivos denunciantes. En este lugar tienen su territorio de cría varias parejas de búho real y águila ratonera. La roturación afecta a diversos tipos de hábitats como los matorrales yesíferos protegidos por la Unión Europea, «por lo que las operaciones afectan gravemente a estas especies», significando por ello, mantienen los denunciantes, «un presunto delito contra la fauna y la flora».

Transformación en regadío

Estas estribaciones montañosas forman un corredor ecológico, que conecta Sierra de Escalona y el pantano de La Pedrera con la laguna de Torrevieja. En el cabezo de La Mina se encuentra, también, un yacimiento íbero catalogado, que puede «quedar totalmente destruido», por lo que se reclama la inmediata paralización de las obras y su protección.

Los colectivos denunciantes «lamentan la inexplicable degradación y la pérdida de los valores de nuestro medio natural y cultural», derivada de esta actuación.

Las mismas fuentes indican que la roturación tiene como objetivo la transformación en regadío de todo el terreno cuando el plan hidrológico tiene expresamente prohibido ampliar las zonas de regadío, teniendo en cuenta el grave déficit hídrico que padece la cuenca del Segura. «En estos casos, primero se transforman ilegalmente y luego se reclama agua para dotar las zonas transformadas», recordaron desde ASE.