Ganar una batalla no es la guerra pero sí un motivo de satisfacción. En la Vega Baja, como en otras comarcas, la regularización de los valores catastrales ha supuesto para los agricultores otro varapalo para sus economías desde que tienen que tributar por las balsas de riego o por las casetas prefabricadas para aperos, lo que está generando un sinfín de recursos que, algunas veces, se ganan. La Unió de Llauradors se hizo ayer eco de uno de ellos, por la reducción que ha logrado en Redován del 25% del valor de una balsa de riego y el que se dé de baja catastral una caseta prefabricada, utilizada como contenedor.

La regularización contra la que luchan los regantes comenzó en 2013 y concluirá este año y «La Unió» anima a los agricultores a recurrir para logra exenciones o, al menos, pagar lo justo. «En las propuestas de resolución se están encontrando numerosos errores, usos diferentes al agrícola o ganadero, superficies superiores a las reales o fechas de construcción erróneas que hacen que el valor de los inmuebles sea superior al que debería ser», recordaba ayer. Los recursos, dice el sindicato agrario, evitan abusos en el posterior cobro del IBI al que están sujetos estos bienes. «Hay que buscar el valor de los inmuebles a la realidad del sector agrícola (...) Los agricultores y ganaderos quieren pagar los impuestos correspondientes, como cualquier otro ciudadano, ya que esto supone aparte del deber de pagar, obtener unos derechos. Ahora bien, el pago de tributos debe ser el justo en un sector que se encuentra sumido en una crisis de precios bajos y elevados costes desde hace años, con rentas muy mermadas». El sindicato recuerda que sólo hay un mes de plazo para presentar el recurso sobre el valor del inmueble.